Rosario

El Vladimiro está cabreadísimo. Miles de personas están cabreadísimas, aquí y en otros países. Se habrán enterado ya ustedes de lo que pasó en Barcelona, en un partidito de la última división de fútbol. Jugaban el Rosario Central de Cataluña, un equipo mayormente de argentinos con refuerzos de otras procedencias suramericanas y centroamericanas, y el Bada Bing (el nombre les sonará: es el bar de striptease de Los Soprano), un equipo en el que hay boixos nois, xenófobos y demás pirados. Los del Bada Bing, jugadores y público, pegaron una paliza a los del Rosario Central, y no a base de goles, sino de palos. Los de Rosario acabaron en urgencias.

(REUTERS)

Violencia y racismo en el fútbol, una historia antigua.

La noticia ha dado la vuelta al mundo y tiene soliviantados a los inmigrantes, latinos y no latinos. El mismo Vladimiro ha recibido un correo muy alarmado de su hermana, que preguntaba si le habían herido. No es el caso: salvo una quemadura que se hizo con la cafetera y una variz puñetera en la pierna derecha, el Vladi se encuentra bastante bien. Habría sido el colmo que le hirieran, teniendo en cuenta que ni juega al fútbol ni vive en Barcelona.

El asunto es grave porque, según dicen los del Rosario Central de Cataluña, se trató de una agresión premeditada. Los de Bada Bing empezaron con los gritos racistas ('machupichu' y esas cosas) antes del partido, y luego sacaron palos de los coches. Por lo visto, a varios jugadores del Bada Bing ya los expulsaron de la competición por violentos, hace un par de años, cuando estaban en otro equipo. O sea, es gente que busca bronca. Los de Rosario habían pedido que hubiera policía durante el partido, pero no hubo. Cuando llegaron los guardias se limitaron a pedir declaración y no hicieron detenciones.

Incidentalmente, el Rosario Central, el de verdad, el de Rosario en Argentina, es una institución especial por varias razones. Era el equipo del Che Guevara, era el equipo del escritor Roberto Fontanarrosa y es el equipo que cada 19 de diciembre, allí donde haya un seguidor, celebra la palomita de Poy. Si quieren enterarse sobre la palomita de Poy (yo acabo de enterarme), basta buscar en google o verla, la original o las celebraciones, en you tube.

Aquí se han tocado puntos muy sensibles. Los del Rosario Central, los 'extranjeros', se han sentido desprotegidos y discriminados por la policía. Los inmigrantes en general, los 'extranjeros', que por su propia condición suelen pasar las de Caín, llevan meses tragando más crisis que nadie (que me lo digan a mí) y van cortos de paciencia. Todos los colegas con los que he hablado hoy, de países muy distintos, comentan que cada día topan con más tontería racista. El patio está caliente. Espero que los agredidos y su gente sean capaces de aguantar y no buscar venganza. Los problemas, esperemos que no, pueden venir de otros.

¿Saben una cosa? Si yo jugara al fútbol (que no es el caso) con los colegas de mi país, no habría quien nos tosiera. Es una cuestión de etiquetas. Si te ponen la etiqueta 'albanokosovar', la gente se acojona. Yo mismo me acojono con algunos amigos míos. Imaginen, por mencionar a otros, un equipillo aficionado que se llamara Atlético Chechenia. A ver quién sería el guapo que les llamara 'machupichu'. Con un argentino, o un latino en general, la cosa cambia: tienen fama de buenos. La gente no se da cuenta de que brutos y violentos los hay en todas partes. Incluso los tipos más tranquilos, llevados al límite, pueden ponerse rabiosos y seguir lo del ojo por ojo. Tal como están las cosas, sólo nos faltaría eso.

• (Lee el comunicado del Rosario Central de Cataluña sobre los hechos)