Escudos humanos voluntarios en la franja de Gaza

El único cooperante español en la franja de Gaza, Alberto Arce, no tiene intención de abandonar la zona. Ni él, ni sus otros siete compañeros del grupo pro-palestina 'Free Gaza'. Ésa es la respuesta que han adoptado a la decisión de Israel de abrir las fronteras del territorio, que permanecen bloqueadas desde que el 26 de diciembre comenzaron los ataques aéreos, para que los extranjeros (alrededor de 450) puedan abandonarlo. "Nosotros llegamos voluntariamente y nos quedamos aquí voluntariamente", asegura.

(REUTERS)

Palestinos velan a tres niños muertos.

La decisión la tomaron nada más conocer la noticia. "Esta mañana nos reunimos los ocho con el director del Centro Palestino para los derechos humanos, Jaber Wishah, y pensamos que esto era lo mejor", asegura. Igual que muchos analistas internacionales, están convencidos de que esta apertura de fronteras y la consiguiente marcha de extranjeros podría significar una intensificación de los ataques por parte de Tel Aviv y el inicio de la ofensiva terrestre. Por eso, están dispuestos a actuar como escudos humanos con tal de evitarlo.

Para ellos, "la vida de un extranjero no vale más que la de un palestino" aunque creen que con esta noticia los israelíes tratan de demostrar que para ellos sí. "En este momento Reino Unido, Bélgica y España tienen casos abiertos por jurisdicción internacional contra militares irsraelíes" precisamente por crímenes en la franja de Gaza y el hecho de que puedan morir europeos allí "dificultaría su situación y aceleraría los procesos". "Por eso quieren que nos vayamos"", dice convencido.

Prohibida la palabra miedo

En sólo una semana, la ofensiva militar israelí se ha cobrado la vida de unas 420 personas y más de 2.200 han resultado heridas, según fuentes médicas en la franja palestina. La cifra podría seguir creciendo. Hay al menos 300 heridos de extrema gravedad y los ataques no cesan. Esta misma mañana, mientras Alberto fue a la Asociación de profesores de la Universidad a recoger unas cosas, explotó una bomba a sólo 100 metros de la casa donde está alojado. "Cuando volví casi todos los cristales estaban rotos", cuenta.

Además, hoy miles de palestinos se han manifestado en Cisjordania en señal de protesta contra los ataques israelíes. Pero, sobre todo, ha sido en Gaza donde se han protagonizado las mayores concentraciones. Miles de personas han salido a la calle en respuesta al llamamiento de Hamás de convertir la jornada de rezos en el 'Día de la ira', en protesta por el asesinato del líder Nizar Rayan, cuyo funeral se ha celebrado esta mañana ante la presencia de un multitudinario número de seguidores. Las manifestaciones se han sucedido en otros puntos del mundo, incluido Madrid durante un acto convocado por la "Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina".

Los bombardeos han destruido esta misma mañana una mezquita en el norte de la franja. Aún así no habla de miedo . "Hemos decidido no mencionar la palabra. Todos tenemos más de 30 años, somos profesionales, todos hemos venido voluntariamente... No es una cuestión de miedo es una cuestión de convicción", cuenta. Alberto lleva cinco años trabajando para organizaciones no gubernamentales. "Hago labores humanitarias pero también me dedico a grabar documentales de sensibilización". Ahora mismo está rodando un largometraje sobre este problema visto por un joven palestino.

La organización para la que trabaja este gijonés de 32 años tiene como caballo de batalla romper el asedio de Gaza, aumentar la conciencia internacional acerca de la situación de Palestina y abrir las fronteras del territorio que "permanecen cerradas desde hace 20 meses". Muy poca gente ha podido entrar en el territorio. Ni periodistas, ni médicos, ni cooperantes. Alberto es un una excepción. El 20 de diciembre llegó a bordo del 'Dignity', un barco fletado por 'Free Gaza para hacer llegar alimentos a la zona y que desde el 25 de agosto "realizó cinco viajes entre Chipre y Gaza". "El 31 de diciembre fue bombardeado y ha quedado totalmente inutilizado", cuenta.

freegazaorg (Flickr)

El barco Dignity.

"Mala no, muy mala"

Alberto asegura que son los únicos extranjeros que están en el territorio como cooperantes. Los otros más de 400 de los que hablan los medios son esposos y esposas palestinos e hijos de éstos. "Yo te digo una cosa, no creo que se vayan muchos. Un 80% no van a salir", dice bastante seguro.

Habla siguiendo una lógica. "Si una mujer española está casada con un palestino no creo que quiera irse y dejarlo aquí solo. Además también por dignidad", explica. Y continúa, "una cosa es que te dejen salir pero ¿a dónde van a ir? ¿Qué van a hacer?". La situación "es mala, muy mala". La gente no tiene dinero y prácticamente no hay alimentos. "Obviamente algunos saldrán pero si se cumple lo que dicen los medios tendrían que salir unos 10 autobuses llenos, y veremos a ver cuántos salen", dice.

Probablemente, la noticia le llegue a Alberto vía telefónica. Son los medios españoles que le llaman, los que le informan de lo que está pasando sobre el terreno. "También recibimos mensajes al móvil de los palestinos pero no te puedes fiar, hasta que no nos llegan tres con la misma información, no nos lo creemos", dice. Se han quedado sin televisión, sin radio y sólo tienen acceso a internet en el hotel "Marna House" que han convertido en su base de operaciones. "Vamos allí para cargar el móvil, conectarnos y reunirnos", cuenta. Y es que, aunque tienen una casa ni siquiera duermen allí. Dedican las noches a colaborar con los servicios médicos para contabilizar las víctimas de los ataques.