Diez cosas que robarías a tu abuela aprovechando la comida familiar

¿Hace falta recordar las muchas cosas que te/nos revientan de los ágapes familiares de estas fiestas? Si éste es tu caso, en breve podrás encontrar diez alicientes que te harán esos encuentros mucho más llevaderos y atractivos.

Por el contrario, ¿eres de los que disfrutan con esas reuniones como el que más? Entonces continúa leyendo, porque podemos hacer que las encuentres mucho más atractivas. Y es que, muchas veces ignoramos que las casas de nuestras abuelas, tías y padres en general contienen los más insospechados tesoros que de buen grado podríamos incorporar a nuestra vida diaria. Aprovéchate discretamente de los descuidos o pide permiso, pero no dejes escapar algunas de estas joyas vintage familiares.

1. Tapete de ganchillo. Las palabras ‘tapete’ y ‘ganchillo’ producen urticaria juntas o por separado… Hasta que los trendsetters de la decoración deciden sacarlas del baúl de los recuerdos y vendérnoslas a precio de orillo. En Zara Home han sacado multitud de piezas de ganchillo, aunque las más destacadas (y caras) son las colchas como aquellas que hacía tu abuela a porrillo hace 20 años. Esas mismas tiendas de hogar también vuelven a reivindicar los tapetes, incluso en plan moderno, pero si tú le coges un par prestados a tus abuelos, no notarán la pérdida. Si es que cuando decimos que todo vuelve, es que TODO vuelve.

2. Abrigo de astracán. Ahora que el mundo vegetariano anda discutiendo si la piel de segunda mano es éticamente aceptable o no, quédate con la opinión de los que dicen que sí para hacerte con un abrigo 100% tendencia, 100% abrigador y 100% historia familiar. Hasta Kate Moss se ha apuntado al astracán, dentro de las muchas pieles que usa para disgusto de muchos, y es que hay que reconocer que este material es de un elegante y de un retro que no hay quien lo aguante. A lo mejor el que rescatas del armario de tu abuela es falso, pero el efecto es exactamente el mismo, por no hablar de que te ahorrarías cualquier ataque de la PETA.

3. Aquella americana entallada de tu abuelo de los años 70. La has visto en cientos de fotos, puede que se la hayan puesto hasta tu padre o tus tíos y ahora agoniza en un armario sin que nadie le haga caso. Es esa americana tan auténtica, probablemente hecha a medida y de una calidad ‘de las de antes’, que tú ahora bien podrías reciclar aprovechando la época festiva si eres mujer, o al más puro estilo retro si eres hombre. En cualquier caso, es una pieza muy cotizada en las tiendas de segunda mano, por lo que si te la puedes agenciar gratis y encima sabiendo que está bien conservada, ¡mejor para ti!

4. El pseudokelly de tu abuela. Cualquier abuela que fuera joven durante los años 50 y 60 llevaba los típicos bolsitos de piel de asa corta que ahora venden —casi siempre en un estado un poco penoso— en las tiendas vintage. Teniendo en cuenta que, en aquellos tiempos, el modelo de bolso más famoso que había era el Kelly de Hermès, puede que tengas suerte y que lo que encuentres en el armario de tu abuela esté inspirado en él. En cualquier caso, los bolsos de cualquier década anterior a los 80 son siempre un gran hallazgo, y más si están en buen estado.

5. Las latas antiguas del Cola Cao. No se cotizan carísimas en el mercado, pero lo que sí es cierto es que las antiguas latas de Cola Cao, que datan de los 60, son una auténtica preciosidad. Tu abuela las guardó en su día a modo de tupper y las conserva como la cosa más normal del mundo dentro de los armarios de su cocina, pero exhibidas en tu cocina quedarían mucho mejor que esas latas actuales inspiradas en ellas. A favor de una sofisticada cocina retro, busca entre las reliquias familiares.

6. Algún disco de Raphael. Raphael es el cantante preferido de muchas generaciones; puede que a ti sólo te haga gracia un rato y un par de canciones, pero seguro que también te reconoces algo fan. Tienes dos opciones para mostrar tu fanatismo: comprándote el nuevo disco del cantante o haciendo una pequeña búsqueda entre las pertenencias de tus abuelos. Allí seguro que no falta uno de sus míticos discos navideños, o cualquiera de esos vinilos en los que estaba hecho un pipiolo. Si eres de los que aún no se han deshecho del plato de vinilos, enhorabuena total.

7. Recetas interesantes y secretas. A la gente no le suele gustar revelar sus recetas, a veces ni a su propia familia. O es que no saben explicarse, como le pasa a mi abuela, incapaz de describir paso a paso cómo se hace ese relleno de pavo tan absolutamente delicioso e inimitable. Ofrécete de pinche, abre bien los ojos y las orejas y apunta todo lo que veas, porque esas recetas familiares merecen pasar de generación en generación. Además, no es lo mismo elaborar las recetas de cualquier abuela que las de la propia.

8. Las perlas de la abuela. ¿Recuerdas aquello que avanzamos de los collares superpuestos? Pues, entre las muchas cosas que puedes mezclar, está el collar de perlas de varias vueltas. También te puede servir para emular a Coco Chanel, un estilo que nunca pasa de moda.

9. Antiguas revistas del corazón. Un error que cometen muchas abuelas es, después de 20 años de conservar meticulosamente todas las revistas que han comprado, tirarlas sin venir a cuento y sin avisar. Si la tuya no es de esas, sino que ha mantenido sus viejas revistas para la posteridad, no hay nada más delicioso que revisar unas cuantas para recordar las exclusivas del pasado. O, simplemente, si aún guarda los '¡Hola!' del último año, también es un placer repasar acontecimientos como la hiperpolémica boda de Borja Thyssen o la presentación oficial de sus hermanitas de cara diabólica.

10. La Nancy de tu madre. Viendo lo fea que es la nueva Nancy de Famosa, bien merece la pena recuperar cualquiera de las antiguas. La más firme competencia de Barbie en España, que este 2008 ha cumplido los 40, fue toda una precursora —pero sin anorexia— de la Bratz por aquello del cabezón y el pelo muy largo. Su ropa era un fiel reflejo de lo que se llevó en los años 60 y 70 en España, increíblemente chic, y su cara era mucho más dulce que la de la muy estirada Barbie. Y las originales sí que se cotizan caras en el mercado de la segunda mano…

* Ana Serrano es nuestra colaboradora de moda y belleza.