Desde los colombianos más humildes hasta los señores encorbatados de Wall Street, se cuentan por miles las personas que han sido víctimas de empresas fraudulentas, las cuales aseguran grandes beneficios a cambio de sus inversiones. En estas historias suelen estar involucrados algunos ingredientes tan humanos como la ingenuidad o la avaricia, junto a algún personaje de tintes mesiánicos. Es lo que ha ocurrido en la estafa de Bernard Madoff, que ha sido calificada por las autoridades como "el esquema 'Ponzi' más grande de la historia financiera", según escribe 'The New York Times'.
El nombre de 'esquema Ponzi' hace referencia, precisamente, a uno de esos personajes mesiánicos que lograron convencer (y engañar) a miles de personas sobre la viabilidad de su proyecto financiero. Concretamente, se refiere a las andanzas de Carlo Ponzi, un emigrante italiano que llegó a Nueva York con una mano delante y otra detrás, y que logró construir un considerable emporio gracias a la credulidad de algunos miles de personas. Y esto ocurrió durante el primer cuarto del siglo veinte (si bien el de Ponzi no fue el primer caso, sí que fue uno de los que más repercusión obtuvo y, por tanto, el que dio nombre a este tipo de fraudes).
A día de hoy, más de 80 años después, hay gente que parece no haber aprendido la lección, y es que la posibilidad de ganar dinero rápido perjudica seriamente la facultad de hacerse preguntas: ¿A dónde va a parar el dinero de los inversores? ¿De dónde proceden los jugosos beneficios? ¿Qué estrategia financiera sigue la empresa? ¿Quién se ocupa de vigilar las cuentas? Tal vez, éste es el tipo de preguntas que debieron haberse planteado quienes se unieron a la aventura de Ponzi: hacer negocio con la compra de cupones de respuesta postal internacional.
Este tipo de cupones podían incluirse en las cartas que se mandaban a otros países. El remitente los introducía en el sobre para que el destinatario fuera a una oficina de correos y los canjeara por los sellos de su país, y no tuviera que gastarse dinero para devolver la carta. Estos cupones se canjeaban con un tipo de cambio establecido, por lo que Ponzi se dio cuenta de que, debido a las intensas fluctuaciones en el tipo de cambio de la época, podía sacar beneficio al cambiar un elevado número de cupones.
Ponzi hizo creer que, a través de este negocio, era posible conseguir chorros de dólares, ofreciendo una rentabilidad del 50% en sólo 45 días. Este hecho motivó que, cada vez más personas, cayeran seducidas ante las apetitosas promesas del italiano. Así, Ponzi pagaba la rentabilidad de los viejos usuarios con el dinero que proporcionaban los 'socios' recién llegados. Con este sistema, las necesidades de nuevos usuarios son infinitas, de modo que, "cuando dejan de llegar nuevas aportaciones o los antiguos inversores reclaman la devolución de las suyas —como suele ocurrir en momentos de crisis económica, o cuando los empresarios empiezan a sospechar del intermediario—, el fraude salta a la luz: el intermediario no dispone apenas de activos para pagar las cuantiosas deudas contraídas con los inversores", según explica Manuel Conthe en su blog.
Los que sí que dieron respuesta a las preguntas anteriormente planteadas, los que buscaron una explicación a las dudas que giraban en torno al proyecto de Ponzi, fueron los periodistas del Boston Globe, responsables de destapar el caso, lo que les valió el premio Pullitzer "al servicio público" del año 1921. Por el contrario, los diarios contemporáneos no han podido dar noticias del caso de Madoff, a pesar de que su compañía de inversión contaba con más de cuatro décadas a sus espaldas.
En España, este tipo de negocios no son del todo ajenos. Y es que hay "casos recientes en España, como los de Afinsa y Fórum Filatélico, que podrían encuadrarse en esta categoría", según recuerda un artículo de Microsiervos.
El 'esquema Ponzi' se halla claramente emparentado con el asunto de las pirámides financieras, como aquel que estalló durante el mes pasado en Colombia. Sin embargo, algunos autores encuentran algunas diferencias sustanciales entre ambos fraudes. "El esquema 'Ponzi' es una estafa sencilla, en la que un individuo carismático convence a algunas personas para invertir dinero en un producto financiero. Entonces, los inversores no tienen nada que hacer más que esperar su dinero", como explicaba Seth Godin en su blog. Mientras, continúa, "una pirámide financiera es algo diferente, al tratarse de un plan en el que los inversores tienen que hacer algo", como implicarse de forma activa en la búsqueda de nuevos clientes para conseguir sus beneficios.
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