Semen

Luis Fernández, presidente de la corporación RTVE, asegura que ha perdido alrededor de 550.000 euros con las últimas corridas. A alguno de ustedes esta frase seguro que les trae a la cabeza la relación Clinton-Levinsky, responsable de poluciones de coste incalculable. O a ese amigo libertino, adicto a los lupanares de lujo. Normal. Y preocupante, puesto que vivimos en España, un país con un semen de baja calidad (por volumen, movilidad y concentración de espermatozoides) que no puede permitirse el más mínimo derroche. Y si no fíjense en Sánchez Dragó, que utiliza un ingenioso sistema de eyaculación interior para evitar cualquier dispendio de simientes.

(EFE)

Tranquilos que no van por ahí los tiros. Fernández se expresó de esa manera en el Senado, hace sólo unos días, para justificar de nuevo la no retransmisión de corridas de toros en TVE. Entre agosto y octubre de 2006 la televisión pública invirtió en festejos taurinos 838.725 euros, y sólo ingresó por ese concepto 289.697. ¡Injustificable! No por tratarse de una fiesta sangrienta, cruel, violenta y desfasada, sino por no resultar rentable. ¡Sólo faltaba que la televisión pública perdiese dinero!

La cuestión no la planteó Dragó, plañidera gatuna que disfruta con la tortura de toros, sino Juan Manuel Albendoa, diputado popular que piensa que el responsable de que TVE no retransmita toros es Zapatero, al no asistir a las corridas. «Es una consigna política», insistió el bueno de Albendoa que, sin duda, añora los tiempos en los que el caudillo se sentaba en el palco real de Las Ventas.

Analizaba esta fascinante información, un debate de gran nivel intelectual, durante el largo fin de semana, mientras veía en La 1 el clásico de Paco Martínez Soria 'Es peligroso casarse a los 60'. Y resulta que el guión de la película tiene que ver con lo que en principio parecía plantear Fernández, puesto que narra los problemas de un solterón viejuno que se casa con ánimo de reproducirse, pero no lo consigue. La calidad del semen español, me temo, ya flojeaba en los ochenta. La de la televisión, también.

Un motivo para no ver la televisión

Adiós, hasta mañana.
Autor: William Maxwell.
Editorial: Libros del Asteroide.

Una novela corta magistral, seguramente la mejor del escritor de Illinois, donde cuenta la compleja historia de un niño huérfano de madre (como el propio autor) que asiste a la ruptura del equilibrio de su comunidad, de su vida. Se comete un asesinato, y el homicida es el padre de su único amigo. «El asesino había cortado la oreja del muerto con una navaja y se la había llevado», escribe Maxwell. «En aquellos tiempos prefreudianos nadie se planteaba si la oreja era un sustituto de algo o no. Lo que hacía era temblar de miedo».

'Adiós, hasta mañana' es la prodigiosa continuación de 'Vinieron como golondrinas' (el paso de la infancia a la adolescencia) y 'La hoja plegada' (el salto de la adolescencia a la madurez). Cuenta la historia de un niño, pero en realidad habla de la importancia de los recuerdos, y de cómo éstos pueden marcar la vida de un adulto que mira hacia atrás. Un libro en el que Maxwell, novelista y editor de la revista The New Yorker, está espléndido: recuerda a los mejores Steinbeck, Salinger o Hemingway, capaces de describir esos frágiles hilos de afecto que unen a las personas y que, cuando se rompen, las precipitan a los abismos más sombríos. Hilos con los que trenza una narración vigorosa, madura y directa que, libre de tóxicos y colorantes, está condenada a sobrevivir al paso del tiempo.