Había una vez un mono de trapo y su amigo, un alcohólico cuervo de trapo…

Hay una cosa que está clara sobre este cómic. Os sorprenderá nada más abrirlo. Y es que el estilo de Tony Millionaire dista mucho del que esperaríais encontraros en un tebeo, al menos en uno actual. Su estilo tiene más que ver con los ilustradores de libros de siglos pasados que con los dibujantes modernos, pero eso no es obstáculo para que nos encontremos ante uno de los autores más originales y divertidos del momento.

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Entrar en las páginas de 'Las aventuras de Sock Monkey', publicadas por Rosell en nuestro país, es entrar en un mundo de aventuras pretendidamente infantiles, pero, donde, a poco que leamos, nos daremos cuenta de que el lector al que van dirigidas las historias debe tener un nivel de comprensión mayor que el de un niño.

Todo sucede en una mansión indeterminada, donde, los juguetes, y los seres inanimados, tienen vida propia. Allí seremos testigos de las aventuras del Tío Gabby, el mono de trapo del título, y de su inseparable amigo con afición a la bebida, el sr. Cuervo.

Juntos vivirán temerarias aventuras, muchas dentro de la mansión, pero otras les llevarán a la Isla de Borneo, incluso.

Lo increíble de 'Millionaire' es la capacidad de hacerte reír con una sola viñeta. Se trabaja toda la historia de modo que parezca una aventura más o menos clásica, que casi podría entender, como decíamos un niño, hasta que empieza a meter elementos de humor absurdos o situaciones casi gores.

Es ese magnífico dibujo a plumilla, y sobre todo esa capacidad para el absurdo y para hacer reír, lo que hacen de esta obra algo muy recomendable y un 'rara avis' dentro de su género.

(Y que levante la mano quien no se riera a carcajada limpia al final de la primera historia…)

* Ricardo Mena es nuestro experto en cómics.