BERGEN (NORUEGA).- Dicen que los vallisoletanos somos gente fría. Pero no ayuda a aclarar esta imagen el nuevo diseño urbano. ¿Han estado ustedes últimamente en Valladolid? Cada remodelación supone un enlosetado gris sin el mínimo espacio para el verde. ¿Por qué comienzo hablando de España cuando estoy en Noruega? Pues porque Bergen sería la versión vallisoletana de Noruega.
El famoso mercado de Bryggen.
Bergen no tiene el cielo más claro y, por mi experiencia, la gente no es mucho más simpática. Es una ciudad gris, la ciudad de las lluvias. No tengo estadísticas exactas —esas las puedes encontrar pinchando aquí—, pero según los datos de amigos bergenses (naturales de Bergen), aquí ha llegado a llover 100 días seguidos. Existe un popular chiste (del no desternillante humor noruego) que dice así: Un hombre le pregunta a un niño de Bergen '¿Es verdad que en Bergen llueve siempre?'. A lo que el niño responde: 'No lo sé. Yo sólo tengo diez años'. No es muy divertido, pero sí muy gráfico.
Color, como veis, no falta.
Pero Bergen, la segunda ciudad en tamaño e importancia de Noruega, no ha querido conformarse con esa imagen gris y ha querido imprimir color a sus calles. Y mucho color. La ciudad, repleta de callejuelas arriba y abajo, está abarrotada de casitas de madera, cada una de un color. El gris del cielo contrasta con los azules, amarillos y rojos de las fachadas de madera. Da gusto pasear por sus calles.
Otoño es además la mejor época para disfrutar de la fabulosa policromía de Bergen. A los colores de las casas se les unen las variedades de tonos de todos los árboles antes de la caída de su hoja. Se consigue tal paleta de colores que no hay suficientes megapíxeles en una cámara que recojan tantas tonalidades.
Otra de las cosas que llama la atención al viajero español es que, a pesar de tal proporción de agua, los bergenses utilizan la bici como medio de transporte. Llueve a cántaros, pero se ve a una chica en su bici, camino de la Universidad. Pero eso sí, enfrascada en su chaqueta de Gore-Tex. Bien pensado, tiene su lógica. Bergen está rodeada de islas y fiordos y llegar en coche al centro es difícil. Así, al trabajo se va andando o en bici. De las dos formas te mojas, pero en bici llegas más rápido. ¿Quién se moja más? Bueno, no sé si esto convencerá a mucha gente, pero es una forma optimista de verlo.
Una tarde lluviosa como cualquiera...
Bergen es el mayor destino turístico de Noruega. Se le llama la capital de los fiordos, porque es la ciudad más cercana a la popular atracción natural nórdica. Muchas lunas de miel tienen aquí parada. El puerto de Bergen, Bryggen, está declarado patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Las casas de este antiguo barrio de comerciantes son hoy restaurantes y tiendas de recuerdos que mantienen todo el espíritu de antaño. Aquí también los edificios son de colores. Se cuenta que esto es así porque los pescadores aprovechaban los restos de pintura de sus barcos para embellecer sus casas. El espíritu ahorrador de un país que no siempre fue rico.
En el corazón de Bryggen se encuentra el Fiskemarked, el mercado del pescado. Aquí se mezclan los idiomas, entre el plurilingüismo de algunos noruegos y la multiculturadidad provocada por la variedad de estudiantes erasmus que aquí trabajan.
Y es que los noruegos y los idiomas son un mundo. No sólo es que sean muy buenos en inglés. A mí me ha costado tres años hablar un noruego decente y he descubierto que eso no es suficiente. En Noruega hay dos idiomas oficiales, Bokmål (el que yo he aprendido) y Nynorsk (nuevo noruego), que es una especie de cóctel de dialectos noruegos, que se creó para diferenciarse del danés y que, a pesar de hablarse tan sólo en una parte de Noruega, todos deben aprender en la escuela.
Puedo asegurar que los alumnos no están contentos con ello. Pero, además, tienen cientos de dialectos. Hablando noruego de Oslo, es muy difícil entender al del norte o el sur de Noruega. El dialecto de Bergen también es muy especial, con una pronunciación de la R muy al estilo francés. Se da una curiosidad en Karmøy, una pequeña isla al sur de Bergen. Tiene cerca de 30.000 habitantes y hasta cuatro dialectos diferentes.
Toda Noruega tiene menos habitantes que la comunidad de Madrid. Imagínense a uno de Vallecas que no entiende al de Móstoles y que le cuesta comprender al de Getafe. Siempre queda el lenguaje corporal, y un abrazo o un beso se entiende en todas partes.
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