El león y las hienas

Por una vez, y sin que sirva de precedente, los medios de comunicación de derechas y de izquierdas se dan la mano y navegan en la misma dirección. Tienen una meta común, un motivo para unir fuerzas y trabajar codo con codo. ¿Terminar con el sensacionalismo en la prensa? ¿Informar con rigor sobre la crisis? ¿Devolver la credibilidad y la dignidad al periodismo? No sean superficiales, por favor. El objetivo es acabar con PRISA.

(EFE)

Ignacio de Polanco, hijo del fundador del Grupo PRISA, tiene que reflotar un buque que pasa por malos momentos económicos.

Cuando las hienas ven debilidad o enfermedad en un viejo león macho, comienzan a rondar su territorio. En el momento en que el rey de la sabana se tambalea, los carroñeros olvidan la distancia de seguridad e intentan amedrentarle. Como una cuadrilla de sicarios, gruñen y enseñan los dientes. Se muestran más altivos y agresivos que nunca. Las más atrevidas se acercan por detrás y, en ataques relámpago, le muerden el rabo y retroceden. Con el león maltrecho, arrodillado, las hienas hacen todo lo que no se atrevían a hacer cuando se encontraba en plena forma física.

Periódicos, radios, televisiones y webs de derechas y de izquierdas han visto cómo se abría una herida en el antaño sólido grupo mediático de Polanco, Cebrián y compañía. Ahora, con el derrumbe de sus acciones en bolsa, la deuda galopante y los problemas para vender Canal +, se dan las circunstancias adecuadas para rociar con sal las heridas del eterno rival. Vendetta. Durante años El País, la SER y Cuatro han acumulado enemigos, algunas veces con motivo (su legendaria soberbia), otras muchas simplemente por ser mejores. Algo imperdonable en el panorama mediático español.

Demasiados enemigos, demasiada envidia. Tener rivales ideológicos es natural. Los enemigos económicos, guerra del fútbol incluida, son inevitables. Terribles, por patéticos, son los que se mueven por resentimiento, por incapacidad profesional. Son los mediocres que piensan como el mafioso Viggo Mortensen en 'Promesas del este': "¿Cómo voy a ser rey si el rey sigue en su sitio?".

En estos últimos días he podido leer y escuchar auténticas barbaridades. "Prisa, hundida", "irreversible deterioro bursátil de PRISA", "A PRISA le quedan cuatro días", "Prisa vale 5 veces menos que hace un año"… He visto a Thais Villas, reportera de 'El intermedio' (La Sexta), comprando "a muy buen precio" acciones de PRISA para "sacar tajada". He leído páginas enteras de comunicación de El Mundo dedicadas al "nerviosismo por la complicada situación económica" de PRISA, a "su futuro incierto", a una empresa "sobrevalorada" que "busca dinero rápido".

Sería una gran injusticia que olvidásemos, en estos momentos delicados, que en PRISA trabajan algunos de los mejores periodistas de España, ajenos por completo tanto a la política empresarial de sus directivos como a sus problemas económicos. Y que con todos sus defectos como grupo mediático, que los tiene, el mejor periódico de España ha sido y es El País (junto a La Vanguardia). Y que seguramente la mejor emisora de radio sea la SER. No puedo decir lo mismo de su diario digital: el mejor es, no les quepa duda, soitu.es.

En cualquier caso, un consejo para carroñeros. Tengan mucho cuidado ahí fuera: no sería la primera vez que el león herido, recuperando viejos bríos, se levanta y destripa a un par de hienas.

P.D.: Voy a aprovechar el comienzo del 'post' y a repetir que, por una vez y sin que sirva de precedente… ¡estoy de acuerdo con Rajoy! El desfile de las fuerzas armadas es un coñazo. Y un ejemplo perfecto del cinismo de la clase política, capaz de defender (o fingir que defiende) un espectáculo viejuno como pocos. ¿Por qué se sigue justificando, incluso desde la supuesta izquierda, semejante despliegue bélico? Muy fácil: las ventas de armamento de España a otros países aumentaron un 10,4% en 2007, con un importe total de 932,9 millones de euros, es decir, más del doble que en 2005.

Alguien, no recuerdo quién, dijo que había guerras necesarias, pero no ejércitos necesarios.

Un motivo para no ver la televisión

La gran bestia. Vida de Aleister Crowley.
Autor: John Symonds.
Editorial: Siruela.

A Alister Crowley (1875-1947), británico multidisciplinar de insaciable curiosidad, le llamaron de las formas más ofensivas: "El hombre más perverso de Inglaterra", "el amigo del diablo", "la reencarnación de Satán" o "el peor súbdito de su majestad". Gran provocador, se bautizó a sí mismo con un apocalíptico 'Gran Bestia 666'. Ocultista de enciclopédicos conocimientos ("La magia es la ciencia y el arte de hacer que ocurra el Cambio en conformidad con la Voluntad"), Crowley vivió varias vidas, en las que encontró tiempo para dedicarse a la pintura vanguardista, la poesía, los viajes, el ajedrez, la escalada de altura (intentó la ascensión al K2), las conspiraciones… Tiempo incluso para fundar una secta. "Haz lo que Quieras será toda la ley", sentenció.

El periodista y escritor infantil John Symonds, albacea del legado literario de Crowley, escribió una monumental biografía que ahora reedita Siruela. Una biografía imprescindible, por inusual y sorprendente, que muestra a un hombre con mil rostros que probó todas las drogas, se revolcó en los placeres más exquisitos ("El amor es la ley, el amor sujeto a la voluntad"), y dejó a su paso un rastro de explotación, dolor y locura. Un aventurero de moral dudosa que aprovechó su innata astucia, su absoluta falta de inhibición, para desarrollar infinitas personalidades. "A veces me odio a mí mismo", reconoció en el lecho de muerte.

Aquí puedes ver las otras partes del documental: 2ª parte, 3ª parte, 4ª parte y 5ª parte.