El monaguillo

Los lectores que siguen este blog desde hace años, si los hay, conocerán mi pasión por los monaguillos. Adoro sus miradas limpias, me desarman sus andares tímidos, idolatro sus gestos inocentes, reverencio sus inmaculadas túnicas (adornadas con roquetes y casullas) y me deslumbran el alma cuando les veo salir de la sacristía con sus enhiestas velas en la mano. Son, como dijo Jesucristo en el Discurso de la Montaña, "la luz del mundo". ¿Imaginan un monaguillo capaz de conservar esa pureza interior durante toda su vida? Pues ahí tienen a Carlos Dívar, nuevo presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo.

(EFE)

Carlos Dívar, presidente del CGPJ y del Tribunal Supremo, saluda a Antonio María Rouco Varela

Dívar estrenó su cargo, no podía ser de otra manera, con "sincera humildad". Y con una serie de declaraciones condenadas a revolucionar la justicia en España. Primero dijo, sin andarse con paños calientes, que los jueces son responsables de sus errores. ¡Ahí queda eso! Inmediatamente después se vino arriba y, continuando con esa línea dura y comprometida, llegó a afirmar que la justicia debería ser "moderna y abierta, comprensible, atenta con el ciudadano, responsable ante él, ágil, tecnológicamente avanzada y protectora de los más débiles". Con dos cojones.

¿Imaginan ustedes que los jueces fueran responsables de sus errores? ¿Y que la justicia fuese moderna y abierta, comprensible, atenta con el ciudadano, responsable ante él, ágil, tecnológicamente avanzada y protectora de los más débiles? Este monaguillo togado llamado Dívar los tiene, no les quepa ninguna duda, como el caballo de Espartero.

"¡Ya eres el jefe, coño!" le soltó ante tamaño valor y empuje un campechano Ramón Trillo. Y el jefe, para confirmar que iba en serio, que sus palabras no se las llevaría el viento y al tiempo demostrar que su independencia es a prueba de bombas, celebró su nombramiento con su amigo el presidente de la Conferencia Episcopal Española, en la Misa de Apertura de Tribunales.

Teniendo en cuenta los comentarios del Presidente del Gobierno a favor de la laicidad del Estado ¿No sería más apropiado para un juez independiente celebrar su nombramiento en un asador, en lugar de en una iglesia? Pero ya saben: la cabra tira al monte, y el monaguillo, a Rouco.

Un motivo para no ver la televisión

Josele Santiago.
Cd: Loco Encontrao.
El Volcán / Locomotive.

Nadie como Josele. Nadie. Un talento descomunal, un ego diminuto, algunas canciones memorables y, sobre todas las cosas, una actitud pura. ¿Como la de los monaguillos de la primera parte del post? Por favor, que esto del rock es una cosa muy seria. Josele es, permítanme la expresión, el puto amo.

Y regresa acompañado por Sus Menudencias, que no son otros que Luca Frasca (Pianos y acordeón), David Krahe (guitarras), Pablo Novoa (guitarras), Javier Rojas (bajo) y Jorge Santos (batería). Novoa se encarga, además, de la producción de un disco tan… indescriptible como los mejores grabados por Josele.

El optimismo vital de 'Baila el viento', la nostalgia por los colegas ausentes de 'Vuelo de volar', el arranque de 'Ciempiés', el swing de 'De papel', los perros de 'Bernardo' y 'Mar de fondo', los Allman Brothers asomando en la primera guitarra de 'Fotocopia', el solo brutal de 'Pescao'…

Blues castizos, buenos músicos, canciones redondas, una producción perfecta. Así es el tercer disco de Josele en solitario, una obra imprescindible si de alguna manera queremos seguir confiando en el rock que se graba en España.