Mirabólicos

El diario El Mundo, en su incasable batalla por huir del amarillismo y buscar la perfección periodística, ha incorporado a sus páginas de opinión una columna tan novedosa como apropiada para estos tiempos de crisis: la lista de fallecidos cada jornada en Madrid, con nombre, apellidos, edad y... un número SMS. El lector puede hacer llegar un mensaje a la familia del difunto por el sencillo sistema de teclear en el móvil M PESAME, un apesadumbrado texto y el código SMS que aparece a la derecha del fallecido. De esta manera, y por sólo 1,50 euros (+ iva), usted puede quedar como un señor, ahorrarse la pasta de telegramas, flores y coronas, y evitarse el mal trago de pasar por el tanatorio o el cementerio de la Almudena. Si el tipo le caía mal, imagino que también puede escupirle un último insulto o insinuarse de forma grosera a la apesadumbrad@ viud@.

(telecinco.es)

Sanz, en el programa 'La mirada crítica'

Para comprobar el funcionamiento de tan aséptica y económica forma de duelo, busqué en la lista de fiambres el nombre de Lorenzo Sanz, ex presidente del Real Madrid y reciente cadáver empresarial. Sanz, seguro que se han enterado, estuvo el pasado 18 de septiembre en un banco de Córdoba con unos colegas diplomáticos haciendo las típicas gestiones en tiempos de crisis: abrieron dos cuentas, y dejaron en depósito una orden de pago por valor de 10.000 millones de dólares (contra un supuesto banco en Hong Kong a nombre de una fundación nicaragüense). Tras certificarlo, el banco realizó indagaciones que le llevaron a una conclusión: ni orden, ni banco, ni dinero, ni fundación. Y avisaron a la policía.

Cuando se producen desastres naturales, guerras y epidemias, las ratas son las primeras en abandonar las alcantarillas y salir a la luz. Cuando hay crisis económicas, son los mirabólicos quienes se apresuran a iniciar la conquista del mundo. ¿Mirabólicos? Se preguntarán algunos lectores. Ayer hablábamos de un demonólogo. Hoy, de mirabólicos. "Como sigamos así vamos a tener que leer este blog con un diccionario en la mano", pensarán algunos. Que no cunda el pánico. Delitos mirabólicos son aquellos de miles de millones. Y el pagaré de Sanz era, recuerden, de ¡10.000 millones de dólares!

Seguramente por su atractiva condición de presunto supermirabólico el empresario fue invitado de lujo en el programa de María Teresa Campos, en una entrevista que, además de grabada, resultó francamente repugnante. La presentadora, supuesta periodista, regaló a Sanz unos minutos de publicidad. Sin preguntas interesantes, sin intentar ponerle contra las cuerdas, sin la más mínima ambición informativa. ¿Son amigos? La entrevista fue tan cutre que el propio Sanz se tenía que hacer las preguntas: "Querían el dinero para hacer hospitales, centros de trabajo… todo lo que es una labor humanitaria…Y ustedes se preguntarán: ¿Qué beneficio podría obtener yo? Pues si hubiese salido adelante, hubiésemos podido hacer proyectos juntos…".

Lo único aprovechable fue ver el rostro de Sanz, y comprobar que, de la misma forma que los perros acaban pareciéndose a sus dueños, los seres mirabólicos (o aspirantes a serlo) se parecen entre sí. Y no sólo económica, sino físicamente. Contemplen el rostro orondo de Sanz, esos pómulos porcinos, esa papada charcutera, esa mirada ovina, y no me digan que no les recuerda al de otros mirabólicos ilustres, como Carlos Fabra o Jesús Gil. ¿Hermanos de crisis?

Un motivo para no ver la televisión

Kasey Chambers & Shane Nicholson.
Cd: RattlinŽ Bones.
Suggar Hill Records.

¿Recuerdan los grandes discos que grabaron Gram Parsons y Emmilou Harris? Pues varías décadas después, una pareja australiana ha recuperado esas esencias del country rock y ha grabado 14 canciones deliciosas. Mandolinas, dobros, guitarras acústicas y voces suaves que se arrastran por encima de hojas secas. Eso es 'RattlinŽ Bones', un homenaje a la música tradicional, a las canciones atemporales y bien interpretadas.

No conocía a Shane Nicholson, pero si a Kasey Chambers, una de las vocalistas australianas más interesantes de los últimos tiempos. Una Lucinda Williams suave y cadenciosa que no ha tocado techo. Su primer disco, 'The Captain', es una pequeña obra maestra. Y algunos temas son tan… perfectos como 'Pony' (no se pierdan el vídeo).