Limpieza

Las cosas van normalizándose: al Ahmed, el zapaterismo le ha durado menos que los puntos de la apendicitis. Tan ilusionado como estaba ayer, para ver el discurso del presidente en el Congreso, y lo pocho que se quedó mientras oía lo que oía. La verdad es que Zapatero se pasó de chulo. Lo que yo entendí, más o menos, fue que no se le ocurría ninguna medida nueva (bueno, una sí: ayudar a los constructores, que no se han forrado bastante todos estos años), que había ido a dar la cara (qué gran ayuda; gracias, presidente) y que Rajoy, como siempre, era un capullo. Pues vaya. En el fondo me alegré, porque no era plan que el Ahmed se nos hiciera del gobierno, con la mala fama que se están ganando Zapatero y sus colegas en el barrio.

SUSANA VERA (REUTERS)

Zapatero, la recesión sirve para limpiar la economía

Peor ha sido lo de esta mañana, que he vuelto de hacer la compra (el Ahmed no se mueve del sofá, pero esta noche nos ha vaciado la nevera) y me lo he encontrado gritándole a la tele, para variar. Yo no he visto el programa, pero, por lo que me cuenta el Ahmed, el ministro de Economía se ha puesto en un plan borde que parecía Aznar cuando hablaba en texanou. Va Solbes y dice que si la recesión sirve para limpiar la economía, estupendo.

Acabo de echar una ojeada a un diario digital y sí, ha dicho eso. ¿Limpiar la economía? ¿Que la gente vaya al puto paro es limpiar la economía? Igual mañana nos dicen que la crisis irá de fábula para que la gente adelgace, y pasado, que el cierre de fábricas va muy bien para lo del protocolo de Kyoto y la atmósfera.

Para mí que a estos tíos se les ha ido la olla, como a los del PP. Debe ser que las segundas legislaturas dan un colocón muy fuerte, porque antes no parecían tan capullos. Como no hay forma de calmar al Ahmed, porque no puede fumar durante el día (el Ramadán es lo que tiene) y está nerviosillo, me voy al bar del Julián.

El Vladimiro ha vuelto hoy a currar, con una faja y forrado de aspirinas, para que digan que los inmigrantes son vagos y sólo quieren cobrar el paro. A lo que iba: el Vladi ha vuelto al bar, y supongo que me invitará a un cortadito por cuenta de la casa. Vagos, no, pero gorrones, un poquito. Como todo el mundo, ¿no?