Zapatero y su síndrome del profesor quemado

Vuelve al colegio habiendo repetido tantas veces lo mismo en los últimos cinco meses que no le quedan conejos que sacar de la chistera. El presidente se siente contra las cuerdas: "No esperen una nueva batería de anuncios". Zapatero se está construyendo un muro para protegerse. Está decepcionado y distanciado de los que le rodean.

Emilio Naranjo (EFE)

Zapatero conversa con su vicepresidente segundo y ministro de Economía en el Congreso.

Absolutamente solo, sin un ministro ni un asesor que le cubriera las espaldas. A las 9:05 minutos, Zapatero comparecía en el Congreso a petición propia. Es el escudo de este gobierno para la nueva temporada: pedir la palabra antes de que la oposición se lo exija. Retomar la iniciativa política. Craso error, porque el PP se ha dedicado a dejar que el Ejecutivo se cueza en su propio caldo. A pesar de los analistas que animan al equipo de Rajoy a hincar el diente, ellos esperan. La crisis es el arma con la que van a bombardear desde cualquier flanco. Por mucho aborto, suicidio asistido y memoria histórica que se empeñe el Gobierno en filtrar a los periódicos para robar protagonismo a los nefastos datos económicos de cada día, la realidad es tan voraz y está afectando a tantos españoles que nada es capaz de cambiar el foco.

Los cerebros económicos socialistas escuchaban preocupados las palabras de su señorito. Aunque habían preparado el discurso con él, nada les aseguraba que no se sacase de la manga una de esas medidas sorpresa, pero nada. Los gurús han respirado tranquilos. Después de cinco meses negando la primera, sin reconocer que hay crisis, y tomando medidas ya no queda margen. No hay más dinero que comprometer. "Ha sido el primer ejecutivo europeo en aprobar medidas como para comprometer 65.000 millones de euros para 2008 y 2009", Zapatero dixit.

Abúlico, cansado de escucharse, sin fuelle. Este no es el Zapatero optimista hasta la médula que conocemos. Sigue empecinado en no pronunciar la palabra crisis como si tratara así de conjurarla. Pero ha entonado el mea culpa: "El Gobierno es y se siente plenamente responsable". En los bancos del PP calientan motores los 'cachondos oficiales' Arias Cañete y Rafa Hernando. "El empleo es el principal objetivo", ha proseguido. Sin olvidar pintar un panorama esperanzador en base a la reducción del precio del petroleo de los 145 a los 100 dolares el barril, obviando sin embargo que la OPEP ha anunciado una reducción de la producción. "Un sólido sistema financiero" y una inversión extranjera directa en el primer semestre del año que roza los 30.000 millones de euros le han servido para descargarse.

Emilio Naranjo (EFE)

Una de las dos mujeres afectadas por el consumo del medicamento Agreal

Despersonalizado y aburrido, Zapatero ni tan siquiera ha contado con la complicidad de José Bono. El presidente de la Cámara, que no tiene ni un pelo de tonto, ha preferido irse de viaje. Tenía claro que su injerto, un tema crucial en el que los periódicos serios han gastado páginas con gráficos incluidos, no iba a salvar la papeleta del jefe. Sólo un par de mujeres han despertado el interés de políticos y prensa al tirar una camiseta con la leyenda 'Las mujeres no somos desechos biológicos' que ha ido a caer encima de Manuel Pizarro, al que ha sacado del letargo en que se encuentra.

Gabriel Elorriaga, el ex secretario de comunicación del PP, parece estar haciendo méritos después de la crítica tribuna en El Mundo sobre su presidente. Así que recopila dos fotocopias del discurso que Zapatero estaba desgranando en ese momento y se lo hace llegar a Soraya Sáenz de Santamaría y a José Luis Ayllón. Soraya le pasa un ejemplar a Cospedal, de blanco nuclear, que lo hojea junto a Mariano. Le arranca de las manos a Ayllón el otro discurso y saca un boli con el que va puntualizando. Lo tienen fácil. "¿A qué ha venido hoy usted aquí?". Rajoy plantea la pregunta que todos los presente se hacen. Y vuelve a repasar los conceptos que maneja desde la campaña electoral. Que si no ha existido previsión, que si miente, que si el paquete de medidas no ha servido de nada... Los datos avalan sus palabras. Y le tiende la mano, le ofrece una alternativa económica. Pura teoría. La mitad, para promover la austeridad pública y la otra mitad para aumentar la competencia, el crecimiento y el empleo.