Comprar una tele de plasma en Francia te puede salir muy caro

A partir del uno de enero de 2009, los franceses podrían tener que pagar un 'impuesto ecológico' por la compra de sus nuevos televisores. La tasa, conocida como 'bonus-malus', se aplicará según el consumo eléctrico de cada aparato.

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El Ministerio de Ecología francés pretende extender este gravamen, que ya afecta a los automóviles del país, a una veintena de productos de consumo doméstico. Según informa el diario francés 'Le Parisien', los televisores LCD y de plasma serían los primeros en verse afectados por esta propuesta del Gobierno galo.

Más de seis millones de televisores se venden cada año en Francia. Los aparatos se dividirían en cinco grupos en función del tamaño de la pantalla y de la cantidad de electricidad que consuman. Aunque las tasas aún no están definidas, se prevé que los televisores de plasma y LCD tengan un recargo de entre el 7 y el 15% sobre su precio de venta. Los fabricantes calculan que esto podría suponer un incremento de 100 euros más en el precio final.

"Esta medida es muy revolucionaria" , asegura el ministro francés de Ecología Jean-Luis Borloo, y "corremos el riesgo de que muchos franceses no la acepten". Para Borloo, "esta propuesta tiene el objetivo de que la gente compre productos más ecológicos, así como potenciar el ahorro energético". Al igual que ya ocurre con los frigoríficos, los fabricantes de televisores deberán colocar un etiquetado energético que informe sobre el consumo de electricidad de cada aparato y así determinar la tasa ecológica correspondiente.

El pago del 'bonus-malus' recaería directamente sobre los fabricantes, quienes lo tendrían que abonar directamente al Estado a través de la tasa general sobre actividades contaminantes (TGAP). Sin duda, esta medida repercutiría de forma indirecta sobre el cliente final. Con todo, este impuesto podría suponer cerca de 150 millones de euros, una cantidad que el Gobierno francés prevé utilizar para financiar un sistema de cupones o cheques que se otorgaría a los compradores de televisores más "verdes". De esta forma, el Estado galo pretende recompensar a aquellos ciudadanos que han optado por los productos más ecológicos.

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