Dos estilos de construcción que parecen salir de un cuento. A vista de pájaro es posible que confundas una antigua casa islandesa con el verde paisaje. Su tejado las camufla. Y es que durante muchos siglos, este país nórdico construía sus techos a base de tierra y césped. En España no contamos con este tipo de construcciones, pero sí con las cada vez más populares casas de fardos de paja.
Casa islandesa de tejado verde en el museo Arbaer (Reikiavik)
Esta técnica se utiliza tanto en países extremadamente fríos como cálidos ya que ayuda a mantener la temperatura interior más suave que en el exterior (por ejemplo, en Tanzania). Sin embargo, la arquitectura de los tejados de césped ('turf house' en inglés) es principalmente una tradición nórdica. En Islandia concretamente, esta forma de construcción surgió básicamente por dos razones: la primera es que los techos verdes permitían mayor insolación que los tejados de madera o piedra, algo que se agradecía por las duras condiciones climáticas. La segunda razón era, en muchos casos, la falta de suficiente material (piedra o madera) para construir el tejado.
Islandia fue el único de los países nórdicos que mantuvo este tipo de arquitectura hasta finales del siglo XIX -el resto comenzó a sustituir estas construcciones por casas de piedra y madera en el siglo X-. Hacia 1900, el 50% de la población de Islandia aún vivía en este tipo de casas. No obstante, 50 años después, muchas fueron abandonadas, quedando muy pocas en el país.
Reconstrucción de la granja 'Stöng', en el valle de Þjórsárdalur (Islandia)
La principal desventaja de estas 'cubiertas verdes' es que necesitan un mantenimiento continuo, ya que sus materiales se deterioraban muy rápidamente. Hoy en día, muchas de las casas abandonadas se restauran como museos para evitar que queden en ruinas. El Museo Nacional de Islandia se encarga de mantener diez granjas de 'tejados verdes' en diferentes partes del país y otras están bajo la protección de museos municipales y organismos privados.
Hoy, lo más parecido a estas construcciones son los jardines verticales, de los que ya hablámos en soitu.es, y las cubiertas vegetales en los techos de los edificios. En otros países europeos como en Suiza, se exige que al menos el 20% de los techos, tanto de edificios históricos como de nueva construcción, tengan plantas; y en Alemania, por ley, las nuevas edificaciones industriales deben tener jardines en sus techos. Sin embargo en España es menos habitual observar techos verdes en los edificios. Es una verdadera pena pues según especialistas en la materia (véase artículo de la revista "Construir"), las bondades de estos sistemas son numerosas:
Combinando ingenio y diversión se puede llegar a soluciones sostenibles en la construcción, tal es el caso de las casas construidas con fardos de paja. Aunque no se trata de una técnica novedosa, pues la paja es uno de los materiales de construcción más antiguos conocidos. Por ejemplo, en Alemania hay muchas casas de barro con paja de más de 500 años de antigüedad que aún se están utilizando.
La primera casa (documentada) hecha con fardos de paja fue construida en las llanuras de Nebraska en 1896-97 (allí no había ni madera ni piedra con que construir). Comenzaron construyendo casas "temporales" mientras los colonos esperaban la llegada de materiales para hacer "casas de verdad". Pero se dieron cuenta de que era un material muy aislante, fácil de trabajar, y barato. En Europa, la casa de fardos de paja más antigua conocida fue construida en Montargis, Francia en 1921. A partir de 1940 (sea por la 2º Guerra Mundial o por la presión de los empresarios del cemento) este estilo de construcción cayó al desuso.
La "Red de Construcción con Balas de Paja" ha creado una página web con guías didácticas y visuales para promover la puesta en práctica de esta técnica. Según aseguran, se trata de un sistema económico y sencillo: con las balas y con unos conocimientos al alcance de todos, es posible que uno mismo construya su propia casa. Al tratarse de un material moldeable, ofrece la posibilidad de crear formas orgánicas, como edificios circulares, y da pie a expresiones artísticas.
Casa de fardos de paja en construcción, en la Rioja
Según estos especialistas, las ventajas son diversas: un muro de balas de paja puede costar hasta 20 y 24 veces menos que un muro normal; es uno de los mejores aislantes, tanto acústico como térmico, pudiendo suponer hasta un 75% de ahorro energético y además aseguran que han pasado los controles de seguridad sobre incendios en países como Estados Unidos, Canadá o Alemania.
¿Qué te parecen estas formas de construcción? ¿Crees que deberíamos volver a las técnicas tradicionales que disminuyan nuestra dependencia energética? ¿Conoces otros métodos de bioconstrucción?
*Vanessa Sánchez es ambientóloga y trabaja en la Fundación Global Nature
(Las conclusiones y puntos de vista reflejados en este artículo son responsabilidad únicamente de su autor y no representan, comprometen, ni obligan a las instituciones a las que pertenece).
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Hay posibilidades intermedias que consisten en rellenar los tabiques de paja prensada en vez del aislamiento artificial que se usa hoy en día. La eficacia es muy superior. +
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