El día que unos crocs pisan un Consejo de Ministros es el día de decir basta. Poco importa que quien luce ese par de zuecos enormes, agujereados y de plástico color fucsia sea una ministra francesa que apostó que si Francia ganaba más de 40 medallas iría de esa guisa a trabajar. Muchos franceses habrán estado cruzando los dedos este verano para que no sonara la Marsellesa en Pekín.
Sí, la aparición de Roselyne Bachelot, ministra de Juventud y Deportes, con sus crocs es un chiste, una anécdota producto de que algunos políticos franceses saben reírse de sí mismos (¿se imagina alguien a Mercedes Cabrera, o a Pilar del Castillo con los zuecos de plástico?), pero es también un reflejo de la 'confusión croc'.
Este calzado, realizado en principio para utilizar en jardines, huertas y lugares donde los zapatos se estropean, pero se necesitan, tomó las calles el año pasado. Pudimos ver a George Bush con sus crocs, a cantantes con crocs, a actores con crocs... En fin, todo un mundillo de zuecos de plástico de colores que acompañaban al look de domingo: pantalón corto, camiseta, visera... Un atuendo cómodo con unos zapatos ¿cómodos?
Desde entonces la cantidad de zuecos -las imitaciones abundan- que uno encuentra por la calle no ha dejado de aumentar y las tiendas playeras donde los venden proliferan como setas. Sólo hay que mirar al suelo: la familia croc, con abuelos y nietos incluidos, cada uno con los zuecos de un color, el nadador nudista ataviado sólo con unos crocs amarillos y unas gafas de bucear. Sobredosis de zapatos multicolores en sus diferentes versiones, porque también hay bailarinas, chanclas y otros formatos.
El fenómeno recuerda un poco al de las UGGs, aquellas botas australianas forradas de borrego cuyo nombre viene de ugly -feo-. Las botas protegen del frío en invierno y sus fibras naturales dejan transpirar al pie en verano, o al menos eso dicen los surferos australianos que son quienes tradicionalmente las usaban. Bien, las botas llegaron a Europa, se las calzaron Kate Moss, Sienna Miller y compañía y se convirtieron en plaga. La cosa llegó a su máximo esplendor cuando a las famosas les dio por ponerse las botas en situaciones absurdas, como hizo Pamela Anderson en el rodaje de 'Los vigilantes de la playa'.
Son las cosas que tiene la moda, esa parte de borreguismo que hace que hasta el más pintado pierda la vergüenza y se calce un zapato horroroso sólo porque unos cuantos famosos le han dado el visto bueno. También puede ser que los zapatos cómodos, por muy feos que sean, acaben triunfando. Y es que si es verdad que los crocs son cómodos, Brooke Shields es la reina del refrán "ande yo caliente, ríase la gente".
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Horribles son, dese luego, pero los que tengan que elegir entre llevar eso o unos zapatos cerrados con tacón de aguja de 10 cm. para caminar... +
Debería estar prohibido salir a la calle con eso. Decir feo es quedarse corto. +
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