Llaneras se acuerda de Gálvez

Pekín.-  Joan Llaneras mira al cielo cuando sube al podio del velódromo de Laoshan, escenario de su última gesta, el oro olímpico que pone punto y final a una carrera exitosa, a un palmarés impresionante que, en parte, forjó junto a su amigo y confidente Isaac Gálvez, fallecido en una carrera en 2006.

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"Es como si hubiésemos ganado los dos", afirma el ciclista mallorquín, que de la mano del catalán ganó dos veces el Mundial en la especialidad de Madison, en 1999 y unos meses antes del trágico accidente de su compañero en los Seis Días de Gante.

Por su mente debió circular aquel fatídico 25 de noviembre en un velódromo donde los dos ciclistas disputaban una competición. Aquel choque a una velocidad vertiginosa contra el belga Dimitri De Fauw, que segó la vida de su compañero casi ante sus ojos.

Gálvez encabeza el capítulo de las dedicatorias de Llaneras. No dice su nombre, lo oculta detrás de un "los que no están" que a nadie se le escapa que alude en buena medida el malogrado ciclista.

No es el único de quien se acuerda el mallorquín. Primero de su familia, la que ha viajado hasta Pekín, su esposa Eva y su hijo Pau, pero también los que le aguardan en Palma, su hija Ania y sus padres. Luego los amigos, "que han sufrido lo indecible para conseguir entradas y las han pagado a precio de oro".

El mismo metal que cuelga de su cuello cuando confiesa ante los periodistas que no sabe que es el deportista español más laureado de los Juegos en toda su historia, el único con dos oros (2000 y 2008) y una plata (2004).

O cuando asegura que todas las medallas "se disfrutan de forma diferente", o cuando reafirma que su decisión de retirarse es firme como su determinación por ganar.

"Tengo 39 años y hay que poner un punto y final a la carrera deportiva. Es una decisión que he meditado mucho, que he consensuado con la familia", dice mientras mira de reojo su móvil, que tira humo de tanto recibir mensajes de felicitación.

Tras de sí no queda un desierto, dice. "Vendrá una generación nueva" que puede tardar en dar alegrías a una afición "mal acostumbrada", pero que terminará por "sacar buenos resultados". "No creo que el ciclismo en pista en España esté acabado", comenta el hombre que lo ha liderado en los últimos tres lustros.

Cuando analiza su triunfo le brillan los ojos. "Hasta la mitad de la prueba lo he visto complicado. Luego ha habido que hacer jugar a la táctica. En ese momento ha jugado la experiencia", recuerda.

Los puntos empezaron a caer de su lado mientras los otros, los que no dejaban de vigilar su rueda, se sentían impotentes. La táctica del cerrojazo hizo aguas.

"Mucha gente no juega sus opciones, no sé qué táctica siguen. Yo he intentado la mía lo mejor posible y me ha salido bien. La gente se preocupa de mi rueda más de lo normal, dejaban ir a gente importante. Yo he asumido la responsabilidad, pero solo no podía", señala.

Pensaba que los otros favoritos pondrían más carne en el asador. Pero les falló la sangre fría, la mejor arma de Llaneras.

"Siempre digo que la carrera de puntos la gana quien es capaz de pensar a más de 180 pulsaciones. Esta carrera ha sido así. He tenido que hacer funcionar la calculadora y la cabeza, hacer jugar la estrategia. Y ha salido bien", dice.

Tan bien que se ha colgado el oro en su penúltima actuación. El martes que viene llega la despedida en la prueba de Madison. No tiene mucha fe pero no tira la toalla.

"Desde la caída de Carles Torrent (su compañero habitual en esa prueba) hemos perdido posibilidades. Toni Tauler ha demostrado que está fuerte en su prueba de persecución. Vamos a tratar de disfrutar y de pasarlo lo mejor posible", comenta.