Publicidad de la publicidad

A muchos ha sorprendido estas últimas semanas la insistente campaña de Autocontrol. ¡Qué despliegue de medios, nunca mejor dicho! Este organismo formado por medios de comunicación, agencias y anunciantes, ejerce como sistema de autorregulación por el que anunciantes, agencias de publicidad y medios de comunicación establecen unas normas de conducta y se comprometen a seguirlas en beneficio de los derechos del consumidor, y de la lealtad en la competencia.

Bien está que exista un organismo como Autocontrol, que desde dentro regule las relaciones del sector, y que resolverá las rencillas entre empresas sin recurrir siempre a los tribunales. En este sentido, Pascual y Don Simón deben tener allí despacho propio: cuando no es por que si los zumos son refrigerados, lo es por la definición del concepto "procedente de concentrados".

Pero más allá, Autocontrol ofrece vías transparentes para que cualquier particular u organización presente las quejas que considere oportunas, que serán valoradas y "juzgadas" por un jurado de expertos. Sin carácter vinculante, supone un paso previo a la denuncia en los juzgados, que queda como último recurso.

El spot que machaconamente se emite en todas las cadenas es, sin embargo, inquietante. El mensaje dulce, responsable, consecuente y sensato que nos cuenta la voz en off, contrasta con un mundo idílico con algo menos de publicidad, el que se deduce de las imágenes, el que muchos querríamos. Hagan la prueba: desactiven el sonido de su ordenador y dispónganse a soñar un mundo diferente, el que el anuncio nos ofrece.

¿Qué sucedería si no hubiera tantos anuncios? ¿seríamos capaces de sobrevivir a la anodina realidad de un mundo que no estuviera plagado de inserciones y comerciales?. Extraño catastrofismo éste. No sucedería nada. Incluso podríamos ver una película en televisión después de cenar, sin miedo a que amanezca antes de que finalice. Disfrutaríamos de la belleza de paisajes urbanos y carreteras sin estridencias comunicacionales, y posiblemente seguiríamos comprando el periódico los domingos, pero sin tener que cargar con la mala conciencia ecológica de llevarte medio kilo de bosque a casa. Sí, ya sabemos que todos estos argumentos son oportunistas y demagógicos... ¿pero acaso no lo es la publicidad de autocontrol?