La familia de Chi recibe con resignación la decisión del tribunal de Texas sobre su ejecución

Austin (EE.UU.).-  La familia del hondureño Heliberto Chi recibió con sollozos la decisión del tribunal de apelaciones de Texas de rechazar la suspensión de su ejecución, prevista para mañana, y espera con resignación la decisión del Tribunal Supremo.

La suerte de Chi depende de la decisión del Tribunal Supremo, al que han apelado, y de la Junta de Perdones, para que interceda ante el Gobernador de Texas, Rick Perry.

Mientras la defensa intenta agotar todos los recursos para tratar de suspender su ejecución, la madre del reo, Mirna Sayupa Chi, y su hermanastro, José Hernán Aceituno, se reunieron durante cuatro horas con él en el penal de Hunstville, en los que pueden ser sus últimos momentos.

Según contó la madre, Heliberto está afectado por la muerte de su amigo, el mexicano José Medellín que fue ajusticiado ayer en el mismo penal.

Mirna Sayupa Chi lamentó el trato "cruel" que da el gobierno de Texas a los familiares de los condenados.

Según contó, el cuarto en el que se les permite visitar al reo horas antes de su ejecución se llama sala velatoria. "Nos están haciendo velarlo en vida", dijo, "se olvidan de que nosotros somos otras víctimas".

El hermanastro de Chi reprochó al Gobierno de Honduras que los haya olvidado, mientras que el ejecutivo mexicano ha llevado a las cortes internacionales los casos de sus ciudadanos.

Aceituno se quejó de que el Gobierno hondureño haya esperado al final para contratar un abogado que lleve a cabo las apelaciones en última instancia y, según contó, "solo ha destinado 15.000 dólares" para la defensa de los tres hondureños que están en el corredor de la muerte de EE.UU.

"Cómo es posible que el presidente de Honduras haya reaccionado al embargo del melón y no a la ejecución de un hondureño", dijo la madre.

Además de Chi, los otros dos hondureños que esperan la fecha de su ejecución en Huntsville son Carlos Ayestas y Edgardo Cubas. Este último, dice Aceituno, "ha perdido la razón y hay reportes que dicen que se come sus heces fecales".

El último deseo de Chi es que su cuerpo sea velado en Honduras, que le vistan con una camisa de cuadros y que el velatorio no sea en casa porque sabe que muchos hondureños querrán visitarle.

Heliberto Chi, originario de San Pedro Zula (Honduras) fue condenado en octubre de 2002 a la pena capital por el asesinato de un hombre en Arlington (Texas) durante un atraco en 2001.

La ejecución de Chi se producirá dos días después de la del mexicano José Medellín, su mejor amigo, y de cuya pérdida no se ha recuperado.

Precisamente, según contaron a Efe los familiares del recluso, su hermano José Hernán fue castigado hace dos días porque durante una visita a Chi tomó el auricular para saludar a Medellín que estaba en una sala contigua. Ahora ya no se le permite ver a su hermano.

Mañana José Hernán irá al penal de Huntsville para pedir perdón y poder ver por última vez a su hermano.

La madre de Chi, que se concentró frente a la cárcel durante la ejecución de Medellín, dijo que no acudirá a la de su hijo "porque es muy duro estar en esa horrible cárcel de ladrillo".

Asimismo ha pedido a su hijo mayor que no asista como testigo, tal y como le pidió Chi, porque "eso puede dejar una imagen mental muy dolorosa".

Chi se reunirá de nuevo mañana con sus familiares y después será trasladado a una celda contigua a la cámara donde se le aplicará la inyección letal.