Sorpresa, lo que se dice sorpresa, no ha sido. Chungo, sí, mucho. Pero se veía venir. Primero, nos dan vacaciones de verano, una cosa que, según los veteranos, en la construcción no ocurría desde que Marbella era un chiringuito y dos chalecitos. Y segundo, volvemos (yo estuve en mi pueblo, bien, gracias) y en la misma caseta de la obra, sobre la marcha, nos dan el sobre con el cheque y el despido. Al puto paro, señores.
Todo listo para los Juegos.
Pues bueno. Yo no me marcho. Me quedo aquí y, de momento, me atrinchero en casa con el Ahmed y el Vladimiro, mis socios inmobiliarios (pagamos a escote los treinta metros cuadrados con vistas al barranco), a tragarme los Juegos Olímpicos. Ventilador, tele y deporte 'full time'. Y también cultura, porque vamos a aprenderlo todo sobre China, ese gran país al que, con un poco de suerte, todos acabaremos emigrando.
De momento, gracias a TVE, ya he aprendido que en Pekín tienen una Oficina de la Comisión para la Construcción de la Civilización Espiritual de la Capital. No dicen cuántos funcionarios trabajan en la oficina, pero si hay que construir toda una civilización espiritual, serán miles, o millones. Con inventos como ése, cómo van a tener paro los chinos. Tenemos mucho que copiar de ellos.
La Oficina de la Comisión para la Construcción de la Civilización Espiritual de la Capital se ha dedicado, estos últimos cuatro años, a enseñar a los pekineses cómo comportarse ante los extranjeros. Uno de los objetivos básicos ha consistido en explicar a los pekineses que no deben llevar calcetines blancos con zapatos negros. Lo cual da una idea de lo remota, exótica y extraña que es esa civilización. ¿De dónde se han sacado eso de que los calcetines blancos no pegan con los zapatos negros? En mi país, ese es precisamente un detalle de elegancia, sobre todo cuando se combina con un pantalón a cuadros. No creo que vayan muchos molvanos a Pekín (no enviamos atletas porque el único que tenía posibilidades, el nadador Flotic, aún no se atreve a bañarse sin flotador), pero si va alguno, se extrañará de que, pese a tanto desarrollo, los chinos no hayan aprendido a vestirse como es debido.
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Anatoli es extranjero y célibe. Está dotado de una poderosa ignorancia, lo que le convierte en un polemista temible. Le gustan el fútbol, los membrillos y los sucesos truculentos. Nunca ha escrito un blog. Parece improbable que le permitan intentarlo de nuevo.
Soitu.es se despide 22 meses después de iniciar su andadura en la Red. Con tristeza pero con mucha gratitud a todos vosotros.
Fuimos a EEUU a probar su tren. Aquí están las conclusiones. Mal, mal...
Algunos países ven esta práctica más cerca del soborno.
A la 'excelencia general' entre los medios grandes en lengua no inglesa.
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