Baseman: entre lo comercial y lo artístico; entre lo estúpido y lo genial

Hoy jueves la Galería Iguapop de Barcelona inaugura la exposición "Knowledge comes with gas release" de Gary Baseman. Podrá verse hasta el 2 de agosto.

Gary Baseman es uno de los autores más interesantes de la siempre revuelta escena artística californiana. Es también, no cabe duda, la persona que más ha contribuido a definir, popularizar y legitimar una nueva corriente que defiende la democratización del arte y la utilización por parte de los artistas de cuantos medios el mundo moderno pone a su alcance. Se autodefine como un "artista penetrante", expresión ésta en la que engloba su trabajo como ilustrador, pintor, productor de cine y televisión y diseñador de juguetes.

Acercándose ya a los cincuenta años de edad, Gary Baseman contempla con satisfacción cómo su particular universo de personajes avanza imparable a la conquista de un espacio propio en la iconografía contemporánea. Su obra está hoy presente en las colecciones permanentes de prestigiosos templos del Arte con mayúsculas –como la National Portrait Gallery en Washington y el Museo de Arte Moderno de Roma–, pero también en las estanterías de las jugueterías de toda Norteamérica, en las pantallas de televisión, las páginas del New Yorker y el NY Times o los anuncios de Mercedes Benz. La moda de los art toys –pequeñas figuras a caballo entre la escultura asequible y el juguete– ha encontrado en él un auténtico hit. Los japoneses de Sony fueron los primeros en darse cuenta de su potencial, y produjeron la serie Dunces. Tras varios éxitos de ventas de figuras realizadas en plástico, Baseman sacó este año una tirada de doscientos ejemplares de Toby, una escultura-muñeco de cuarenta centímetros de altura realizada en piel, que se agotó nada más salir al mercado.

Instalado de nuevo en su California natal tras diez años en Nueva York en los que se ganó a pulso la categoría de ilustrador de renombre, disfruta ahora de su nueva condición de artista en alza.

Una historia de constancia

Fascinado por los dibujos animados y los comics, ya desde niño Baseman garabateaba cuadernos y cuadernos de forma casi compulsiva. Sus padres eran emigrantes polacos que llegaron a Los Angeles huyendo de la invasión nazi, gente para la que el sueño americano se traducía en una honesta vida de trabajo intenso y para quienes la idea de que su hijo se ganase la vida un día haciendo monigotes a buen seguro hubiera sonado totalmente disparatada.

En pocos años, se convierte en un ilustrador de éxito al que le llueven encargos de publicaciones como Esquire, Time Magazine, Newsweek, el New Yorker, el New York Times, Rolling Stone, la revista Time, etc. La publicidad también se rinde a sus encantos, y multinacionales como Apple, Gatorade, Kodak o Mercedes-Benz requieren sus servicios.

En el año 2000 consigue que Disney le produzca "The Teacher’s Pet" –La mascota del profesor–. La serie es aclamada casi unánimemente por la crítica, recibe tres Emmys y tras dos años de éxito salta a la gran pantalla como largometraje.

En 2002 el fenómeno Baseman estalla. La película de Disney le convierte en un personaje popular, entrevistado por los medios y cuyas conferencias llenan a rebosar los auditorios. Su nombre aparece en el ranking de las 100 personas más creativas del momento que elabora la revista Weekly Entertainment. Diseña Cranium, un juego de mesa que alcanza una gran popularidad y es distinguido por dos veces como el mejor juego del año por la industria juguetera.

El éxito de su faceta más comercial le abre las puertas de las galerías de arte. Expone en La Luz de Jesús, sala de culto de la escena artística alternativa de la costa Oeste. Su exposición "I am your piñata" es un éxito rotundo, al igual que la que inaugura meses más tarde en Nueva York bajo el título "The Happy Idiot".

Desde entonces, el universo Baseman no ha parado de crecer y extenderse. Sus extrañas e inquietantes criaturas saltan de un soporte a otro entre los aplausos del público. Sus dibujos y pinturas son blandas sólo en apariencia; una lectura detenida revela un cosmos siniestro y onírico, plagado de seres a medio camino entre lo monstruoso y lo tierno, animales amputados, muñecos de nieve de tres cabezas, esqueletos mullidos, que sufren los mismos males que el hombre moderno: el miedo a la muerte, el deseo que duele, la incomunicación, la vulnerabilidad...

Si en los años setenta los graffitis de Haring y Basquiat sacudieron los cimientos de los circuitos del arte al saltar de los muros de la ciudad a las paredes de los museos, ahora Baseman es consciente de estar desdibujando las fronteras entre el consumo y la cultura, entre el arte y el marketing. Toda una revolución que contempla sin ocultar su satisfacción pero con una sonrisa descreída en los labios: "me siento a gusto trabajando sobre la difusa línea que separa lo estúpido de lo genial".

La exposición que se presenta hasta el próximo 2 de agosto en la Galería Iguapop coincide con la aparición de libro "Knowledge comes with gas release", que da título a la muestra.