Adiós, plástico: llega el metacrilato

Las nuevas joyas de la corona (pop) vienen en un material muy usado en los 70 y que ahora había quedado relegado prácticamente al mundo de la decoración. Nos referimos al metacrilato o plexiglás, un plástico distinto al que habitualmente se utiliza para hacer joyas asequibles, ya que es de textura transparente, por lo que su acabado es casi cristalino. El resultado son unos accesorios que parecen casi de cristal, mucho más duraderos, baratos y originales.

Una de las piezas de Tatty Devine.

En España aún no hay demasiado donde buscar (las pequeñas tiendas de diseñadores, mucho más avezados que las grandes firmas, son un buen lugar, como la firma barcelonesa Azpeleta y Martínez, que tiene unos broches de metacrilato maravillosos, y vende en toda España).

Pero por suerte casi todas las firmas de fuera que hacen joyitas de metacrilato tienen su correspondiente e-shop. Adelántate a esas tiendas que todos sabemos -y de cuyo nombre no queremos acordarnos-, que pronto lo copiarán todo con nuestras propuestas.

La británica Tatty Devine tiene casi todo su catálogo compuesto de piezas de plexiglás: colgantes con todo tipo de formas como piruletas, pendientes con rayos fluorescentes, broches con formas animales… No es muy barato y vende en libras, pero es tan divertido todo, que merece la pena. Otra que también tiene medio muestrario en metacrilato es la alemana Daily Obsessions, con divertidos collares con formas como una cabellera con flequillo. Tampoco es lo más barato del mundo, pero insistimos en lo poco visto de sus diseños.

Hay un directorio de firmas de accesorios jóvenes, Kaboodle, que tiene una sección casi enteramente dedicada al metacrilato. En ella se pueden encontrar multitud de firmas, éstas sí que bastante económicas, con todo tipo de diseños en este material. Rubi Rocket es una de las más baratas y con más variedad, y Oye Modern además de asequible es más fina y elegante, sin dejar de ser pop por su colorido.

Dos firmas especializadas en los accesorios de plexiglás: la primera, Dinasty Jewellery, ubicada en Londres pero diseñada por una danesa. La segunda es Animal Street Art, en la que verás que rematando esos looks salidos de una escuela de tecktonik hay unos collares enormes de metacrilato con formas muy naïve y colores flúor.

Si te decíamos que los 49 euros que podía costar una de las piezas de Tatty Devine era mucho, te parecerá todo un escándalo este colgante de Delphine Charlotte Parmentier, que cuesta 127 euros. Y es que las firmas más lujosas también se apuntan a los materiales menos nobles como el plexiglás. Una muestra más: Malene Birger y sus pulseras geométricas con remates metálicos, otra versión elegante de este material casi propio de juguetería.

* Ana Serrano es nuestra colaboradora de moda y belleza.