Sueños y pesadillas con la gestión del agua

En mi artículo anterior comentaba un placentero sueño que tuve recientemente. Por desgracia, en esta vida no todo son sueños agradables, sino que también tenemos pesadillas. Pues bien, lo que esta vez voy a relatar son los retazos de esa pesadilla. A diferencia del kafkiano Gregorio Samsa, no me desperté una mañana de un inquieto sueño convertido en un enorme insecto, sino transformado en el filósofo Aristóteles. Paso a relatar mi metamorfosis.

(EFE)

Pantano de Susqueda (Gerona)

Mi pesadilla comenzó de una forma bastante normal, incluso placentera. En efecto, un grupo de personas que representaba al amplio espectro de intereses de la sociedad española estaba reunido para consensuar una política hídrica para España. En mi sueño, las discusiones eran muy acaloradas y las diferentes posiciones, muy poco proclives a alcanzar compromisos.

Así, los agricultores pedían agua abundante y barata para regar sus cereales de primavera, los ecologistas descalificaban la construcción de pantanos a los que denominaban "bañeras", para ellos los ríos eran "cauces de vida", por lo que clamaban en contra de cualquier trasvase; otros grupos defendían la desalación como única manera de incrementar la oferta de agua... Y por supuesto muchos grupos clamaban por el ahorro en el consumo de agua y la imposición de restricciones como bálsamo para resolver todos los problemas hídricos. Incluso, unas simpáticas señoras norteñas indicaban, eso sí con cierto acaloramiento, que si los murcianos pedían que se les trasvasara un agua que no tienen para regar sus tierras, ellas pedían que se trasvasara desde Murcia el sol que no tienen en la cornisa cantábrica...

En medio de ese peculiar y caldeado ambiente, me dirigí, en mi todavía sueño, a la asamblea e indiqué que teníamos que razonar para abordar un problema tan complejo y de tanto calado para España. Comencé mi razonamiento indicando que, como el agua es un recurso de uso múltiple, para maximizar el bienestar de la sociedad era necesario (creo que incluso indiqué que suficiente) que se igualaran las utilidades marginales de todos los usos, sujeto dicho proceso al cumplimiento de determinadas condiciones ambientales, como el respeto a los caudales ecológicos. Estas modestas ideas tuvieron un efecto espectacular, pues consiguieron que todas las voces, anteriormente disonantes, se unieran en una sola opinión hacia mi persona. Así, la asamblea se refería a mí de una manera unánime y muy agresiva con epítetos como productivista, neoclásico, depredador del medio natural, etcétera.

Ante mi asombro y mi temor, pues los ademanes de los miembros de la asamblea eran francamente agresivos, comprendí que debía hacerme entender mejor. Con ese propósito maticé mis anteriores razonamientos, indicando que, cuando hablaba de utilidades, no me refería a este concepto en estrictos términos monetarios, sino que me refería a una utilidad multidimensional, en la que las características ambientales juegan un papel básico. Incluso indiqué que la gestión sostenible de recursos hídricos es en realidad un problema de optimización multicriterio. La unanimidad conseguida con mis puntualizaciones técnicas fue espectacular.

Toda la asamblea como una sola persona se volvió hacia mí con cara de pocos amigos y al grito unánime de "¡A por él!", "¡Este individuo se cree Aristóteles!" o algunos epítetos más fuertes que no me atrevo a reproducir. Cuando la situación era más desesperada y cuando mi integridad física corría mayor peligro, logré despertarme. En mi despertar, después de mi inquieto sueño convertido en Aristóteles, recordé la cita de Mark Twain que reproduzco bajo estas líneas y, dado que por lo que se ve el agua está para pelearse, decidí aliviar la pastosidad de mi lengua con unos whiskies, eso sí de malta que uno ya está muy mayor.

Whiskey is for drinking; water is for fighting over

PD: Como el lector se habrá imaginado los materiales para este artículo no proceden de mi mundo onírico, sino de la cotidianidad de mi vida universitaria.

*Carlos Romero es responsable del Grupo de Investigación, Economía y Sostenibilidad del Medio Natural de la Universidad Politécnica de Madrid y premio Nacional de Economía y Medio Ambiente.

(Las conclusiones y puntos de vista reflejados en este artículo son responsabilidad únicamente de su autor y no representan, comprometen, ni obligan a las instituciones a las que pertenece).