Me gusta el fútbol

¿Por qué nos gusta el fútbol? Muy sencillo: por partidos como el Turquía-República Checa. Noventa y tantos minutos que condensan toda la grandeza de este deporte, toda su épica, todas sus miserias, toda la inagotable capacidad de sorpresa de un juego de niños.

(REUTERS)

El gran Nihat.

A mi me gusta el fútbol por tipos como Nihat. Un veterano, que no puede con las botas durante toda la segunda parte, que no toca bola y se arrastra como un zombie durante 45 minutos… Un veterano que mete dos goles en los cinco minutos finales, ya sin aire en el pecho, y ofrece a su equipo una victoria para la historia. Me gusta el fútbol porque huele a hierba, porque no siempre premia el racaneo, porque jamás utiliza guión y porque es capaz de convertir un gol, un miserable gol, en el símbolo de una resurrección nacional.

Ayer Turquía recuperó su autoestima en diez minutos inolvidables. Ni Comunidad Europea ni hostias. Turquía salió a la calle porque un delantero que se inventó Toshack, ni muy alto ni muy rápido, ni muy creativo ni muy trabajador, metió el interior del pie derecho justo en su sitio, con la fuerza adecuada, colocó la pelota en la escuadra izquierda, y reventó un partido que se encaminaba a los penaltis. Olvide tácticas y planteamientos. Apueste por la osadía y la imaginación. Salga a la calle, si tiene la suerte de ser turco, y disfrute de la vida. Disfrute del fútbol.