El coste del CO₂ a 25 euros la tonelada

¿Es demasiado caro el precio por emitir CO₂? Respuesta breve: no. Para afirmarlo me baso en la evolución de los precios de la energía y de los tipos de cambio de estos últimos años.

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Primero el problema. Un precio alto de las emisiones de gases de efecto invernadero implica un aumento correspondiente de los precios de la energía. Esto conlleva un coste para la economía y, de manera particular, para los sectores que hacen un uso más intensivo. Si además este sobrecoste se aplica en Europa pero no en otras economías industriales, como los Estados Unidos, se traduce en una pérdida de competitividad. Por tanto, hasta que no estemos todos de acuerdo, parece ilógico imponernos la carga de implantar un coste del CO₂.

Estos argumentos, aunque correctos, poco dicen mientras falten los números. Está claro que habrá un precio lo bastante alto como para provocar graves daños, y precios tan bajos que a nadie debieran preocupar. Así pues, ¿dónde estamos?

El precio actual del CO₂ en Europa es de unos 25 euros por tonelada de CO₂ . ¿Es mucho o es poco? Bien, de 2003 a 2007, según 'British Petroleum', el precio medio anual del carbón aumentó de 42,5 a 86,6 dólares por tonelada, el del gas natural de 4,64 a 9,42 dólares por gigajulio, y el del petróleo de 26,78 a 68,19 dólares por barril. Supongamos que estos incrementos de precios, en vez de ser provocados por la evolución de los mercados internacionales, lo hubieran sido por un impuesto sobre el CO₂, diferente para cada combustible. Pues bien, este "impuesto equivalente" hubiera sido de 94 euros por tonelada de CO₂ para el carbón, de 128 euros por tonelada de CO₂ para el gas natural, y de unos impresionantes 591 euros por tonelada de CO₂ para el petróleo.

Pero se argumentará: estos precios afectan a todas las economías por igual, a nosotros como a los Estados Unidos. Cierto, pero durante el mismo período el tipo de cambio euro/dólar se redujo de 0,88 a 0,73. Es decir, los bienes europeos se encarecieron en un 17%. Por otra parte, el valor atribuible al contenido en energía de la vasta mayoría de las exportaciones europeas es un porcentaje bastante pequeño. En otras palabras, incluso precios del CO₂ de 100 o 200 euros por tonelada no tendrían un efecto tan grande.

La economía europea no se hundió. Lo que no significa, naturalmente, que los cambios arriba descritos no hayan tenido consecuencias macroeconómicas. Es evidente que las tuvieron, que las siguen teniendo, y que son serias. Pero sí significa que no hay razón para pensar que precios substancialmente más elevados del CO₂ tengan efectos apocalípticos sobre la economía. Lo que convendría tener presente cuando se discuten los costes y beneficios de políticas ambientales más ambiciosas que las presentes.

*Julián Barquín, profesor en la Escuela de Ingeniería (ICAI) e investigador del Instituto de Investigación Tecnológica (IIT) de la Universidad Pontificia Comillas.

(Las conclusiones y puntos de vista reflejados en este artículo son responsabilidad únicamente de su autor y no representan, comprometen, ni obligan a las instituciones a las que pertenece).