Sociedadcableada, por Juan Varela
Un blog sobre los nuevos ciudadanos y medios digitales
En Apple están encantados de contar con las series de HBO en iTunes. 'Los Soprano', 'Sexo en Nueva York' o 'Deadwood' ya pueden comprarse en la tienda Apple gracias al acuerdo con la productora propiedad de Time Warner. Eso sí, para ello Steve Jobs ha tenido que renunciar al precio fijo, marca de la casa de iTunes. HBO ha impuesto sus reglas a la mayor tienda digital del mundo.
Las actrices de Sexo en Nueva York en el estreno londinense de la película.
Algunos episodios de las famosas series ya están en iTunes a su precio único para vídeos de 1,99 dólares, pero otras cuestan 2,99. Tampoco las producciones de HBO estarán disponibles al día siguiente de su estreno en televisión. Habrá que esperar a la salida en DVD para comprarlas en la tienda online.
Apple se rinde porque necesita contenido de calidad para seguir vendiendo iPods y aumentar su intento de convertir el iPhone en el cacharro para todo de bolsillo.
Como ha pasado con el negocio de la música, en la era de la información se paga por los aparatos y el acceso, pero también parece que queda un resquicio para el contenido de calidad.
HBO rompe la política de precio fijo de Steve Jobs e impone el precio flexible, la demanda que la industria le ha estado haciendo al jefe de Apple el último año.
La batalla es quien controla la comercialización de los contenidos: el productor (en este caso HBO) o el comercializador (iTunes).
La industria audiovisual no está dispuesta a que Apple le robe la cartera. Han visto a medios como los diarios digitales caer en manos de Google y temen su futuro si sólo basan su negocio digital en la publicidad.
Ya les pasó con el otro gran medio de todo gratis a cambio de publicidad: la televisión. Por eso en cuanto pudieron y se desarrollaron canales de pago, las grandes y las buenas productoras se pasaron a la tele de pago como primera pantalla.
El problema no es nuevo. La solución, tampoco. Los que pueden, los creadores de contenido de calidad y apreciado por los usuarios, quieren imponer sus normas. Y así lo ha hecho HBO.
Al final Jobs ha aceptado que un iPod o un Apple TV con los Soprano es más valioso que sin ellos.
Precio flexible para los contenidos en la era de la gratuidad.
En realidad Apple dio un gran paso cuando comenzó a vender canciones. Entonces rompió la obligación de comprar un álbum entero que podía no interesar a los consumidores. Era, al fin y al cabo, una forma de precio flexible en un tiempo en el que los singles habían desaparecido devorados por los CD.
Ahora, más que nunca, se impone el precio flexible.
Nuevo modelo de distribución: el consumidor paga lo que quiere en función del producto, sus valores y extras. Ejemplos: los lanzamientos de In Rainbows por Radiohead o de Ghost por Nine Inch Nails. Son los creadores además quienes controlan la comercialización de sus productos.
Viejo modelo económico recuperado con la comercialización digital: se paga más por lo más deseado y de calidad; menos por lo común, los commodity. Ejemplos: de las subastas de eBay al precio de la publicidad en los medios digitales.
Los interesados en comercializar los aparatos no están interesados en un precio para cada contenido. Mejor, una suscripción fija. Es lo que están intentando Apple o Nokia con la música para distribuir en los teléfonos móviles.
La música convertida en materia prima. En música de fondo. Una oferta amorfa sin diferencias de calidad ni interés. Cómodo para el consumidor, perjudicial para el contenido de calidad.
Una cosa es promover la cultura de lo gratis como marketing de otros productos o una manera de lograr otros negocios: pecuniarios o de la atención. Y otra vivir del contenido y resistirse a convertirlo en producto común o masificado para aferrase a la calidad.
¿Tendrá éxito el precio flexible cuando la mayoría de los internautas descargan contenido gratis de internet y la oferta de la gratuidad es omnipresente?
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Juan Varela es periodista y bloguero.
La vida real y virtual en el ciberespacio y la actividad de los nuevos ciudadanos digitales. Una exploración de la vida cuando todos podemos ser medios. Los desafíos de la democracia y la ciudadanía digital. La cibercultura y las ideas que animan la vida digital y las identidades de dominio público en la era del ciborg sentimental.
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