Sagrada libertad de prensa

Me temo que Telma ha despertado a la bestia. La hermana de Leticia Ortiz está cansada del asedio al que le someten los medios del corazón: no quiere que se tomen y difundan imágenes ni de ella ni de su familia. No quiere convertir su vida en un espectáculo. No se considera un personaje público. Sólo es la hermana de la mujer del hijo de un señor que es el rey de España.

Jesús Carvajal (EFE)

Telma Ortiz junto a su marido (de espaldas) en la vista oral en Toledo.

Para tratar de conseguir esa libertad a la que todos tenemos derecho, Telma ha decidido colocar en el banquillo a cincuenta y siete medios de la prensa rosa con una demanda previa. Es decir, en previsión de lo que puedan llegar a publicar o emitir. Telma quiere que la dejen vivir (como Ortega Cano en las entrevistas de 'El intermedio'). Pero… ¿Se puede uno curar en salud y pedir medidas cautelares de posibles imágenes futuras, cuando el derecho aún no se ha vulnerado?

Me temo que Telma, lo que en realidad ha hecho, es añadirle gasolina al fuego… A la vista asistieron más de setenta periodistas, y cientos de curiosos, muchos de los cuales grabaron el acontecimiento con móviles. Y Antena 3, sin ir más lejos, abrió su informativo estrella (15.00) con la noticia de su demanda. Para la sección de informativos de la cadena privada éste era un tema mucho más importante que, por ejemplo, el terremoto que se había producido unas horas antes en la región china de Sichuan. En ese instante se hablaba de entre 3.000 y 5.000 muertos, y 900 estudiantes sepultados. Una minucia, comparado con lo de Telma.

A lo largo del día de ayer, todos los magacines con secciones del corazón hablaron de «censura previa», y levantaron barricadas e izaron sus banderas de guerra para defender, con uñas y dientes, la sagrada libertad de prensa. Esa libertad que les permite ofrecernos noticias de interés general, sin las cuales nuestra sociedad sería más lerda y oscura, peor. Gracias a esa prensa sabemos, por ejemplo, que "Telma sabe cuidarse para mantener una piel sin brillos". O que "Telma se coloca las gafas de sol". O que "Telma ya está en casa con su hija".

La cuestión no es baladí, dicen, puesto que puede crear un importante precedente judicial. Yo estoy con Telma. Pero no estaría con la Pantoja o Ana Obregón, en caso de que fuesen ellas las que hiciesen una denuncia similar. La diferencia es fundamental: Telma es una persona ajena, desde todo punto de vista y pese a su hermana, al negocio de la prensa del corazón. Jamás ha jugado de forma voluntaria con esa baraja.

Cuando escribo este post, Jaime Peñafiel acaba de decir en Telecinco, con una sonrisa cínica y mal disimulada satisfacción, que el fiscal pide que se rechacen las medidas pedidas por la hermana de Leticia Ortiz. "Esto quiere decir que Telma ha perdido", sentencia el embalsamado periodista, henchido de placer y vanidad. El derecho a la información es sagrado. Y hablando precisamente de esto… ¿se han dado cuenta de lo mal que le queda a Telma el pelo tan corto?

Un motivo para no ver la televisión

Drama City.
Autor: George Pelecanos.
Editorial: Ediciones B.

Stephen King cree que Pelecanos es el mejor escritor actual de novela negra. Y yo estoy de acuerdo con King. Después de leer de un tirón sus anteriores libros publicados en España ('Ojo por ojo' y 'Mejor que bien', en Diagonal, y 'Música de callejón' y 'Revolución en las calles', en Ediciones B) cada edición de un nuevo trabajo del escritor de Washington supone una descomunal alegría.

'Drama city' es diferente a los anteriores títulos por la ausencia, prácticamente total, de dos constantes en la obra de Pelecanos: policías y conflictos raciales. En este nuevo libro los protagonistas son personas que, tras conocer el lado oscuro (drogas, trapicheo, cárcel) intentan rehacer sus vidas. Pelecanos escribe un tratado sobre la redención, la amistad, la confianza y, finalmente, la venganza.

Lorenzo Brown regresa a las duras calles de su barrio después de ocho años entre rejas. Se mantiene a distancia de sus antiguos colegas, encuentra un trabajo a su medida (en una sociedad protectora de animales), tiene una relación amistosa con Rachel López, la agente que vigila su libertad condicional y que mantiene una doble vida, y está a punto de iniciar una nueva relación sentimental. Las cosas parecen ir sobre ruedas hasta que, lógicamente, todo se tuerce. Una nueva obra maestra.