Mayo del 68, una orgía que se gestó en todo el mundo

(EFE)

La hoguera de Mayo del 68 cumple su 40 aniversario desprendiendo brasas.

Yo nunca estuve en el '68'

No: sí estuve. Incluso tenía ya dieciséis años. Pero no estaba en París, en Nanterre, entre los que arrancaban adoquines para ver si debajo había un guardia y enterrarlo en la hierba que no dejan crecer los adoquines. Si cuantos dicen que estuvieron allí hubiesen estado de verdad, nadie en Francia hubiera podido moverse, por la gente. Y menos hacer una revolución, que no hubiera cabido. Aunque es cierto que el mundo entero (occidental) andaba cerca.

Lo del '68' parisino fue una orgía que llevaba mucho tiempo gestándose. Ni siquiera principalmente en suelo galo. Igual que en la Revolución Francesa se nos adelantó América y, como entonces, con un primer amago en Inglaterra. De la misma manera que Cromwell precedió a Robespierre –con parecidas intenciones en lo que se refiere a las cabezas coronadas- y la Constitución norteamericana entre uno y otro, el primer grito del '68' lo dieron en el 63 los Beatles con su "She loves you (yeah!)".

El amigo americano

En Estados Unidos era donde se daban Žlas condiciones objetivas', que diría un marxista: curiosamente –no tan curiosamente- los marxistas entonces no recibieron bien la algarada revolucionaria. Pasolini, que a su pesar se sentía fuertemente atraído por aquellos jóvenes airados, se proclamaba más cercano a los CRS, a las fuerzas del orden, cuyos miembros eran "verdaderos trabajadores e hijos de trabajadores", mientras que por las calles en lucha campaban los "hijos de papá", frase que he visto atribuida a Truffaut, pero que le he leído al propio Pasolini.

Es América en donde la fruta estaba ya madura: la guerra de Vietnam, cobrándose desde 1958 vidas de jóvenes americanos, las tensiones raciales y el movimiento de los 'Panteras Negras', el movimiento 'hippie'. En el 67 Abbie Hoffmann y Jerry Rubin, estudiantes de Berkeley, habían tomado la Bolsa de Nueva York y habían lanzado desde la galería, primero proclamas revolucionarias y luego billetes de dólar (falsos la mayoría), que los "brokers" se abalanzaron a recoger, abandonado sus puestos, en lo que para Rubin fue "una metáfora perfecta del capitalismo".

Seamos imposibles: pidamos realismo

Poco tiempo después su grupo de activistas promovió la candidatura de un cerdo para Presidente de los Estados Unidos (el cerdo Pigasus) y participó en un intento por hacer levitar el Pentágono mediante la fuerza psíquica de los miles de congregados que le habían puesto sitio. Rubin y Hoffmann se empeñaron también en empresas más serias: la quema de cartillas militares de los reclutas llamados a Vietnam, la detención de trenes de armamento tumbándose sobre las vías...

En 1968 Jerry Rubin publicaba su 'Do it!', con prefacio del 'Pantera Negra' Eldridge Cleaver. Una especie de manual para la concienciación urbana, donde se recogían frases como éstas: "En una sociedad que ha abolido toda aventura, la única aventura posible es la abolición de esa sociedad" o "En América, los indios, la mujeres y los negros son ciudadanos de segunda clase. Dejándonos el pelo largo nos convertimos en negros, en indios y en mujeres". Y es verdad que en los años 60 el pelo largo masculino era una seña de identidad que, por un lado, te evitaba molestias, compadreos y malos entendidos y, por otro, te situaba de inmediato entre los marginados. Tan a gusto.

Alas de mariposa

A todo esto le sirvió de amplificador, de escaparate, el 'mayo francés', donde se vio a la policía correr perseguida por las hordas y que llegó al extremo de que un autócrata como el General De Gaulle buscara por unos días refugio en Alemania. Nada menos. Fue una fiesta: sátiros y bacantes arrasando el asfalto.No se debe olvidar que una de las primeras reivindicaciones de los estudiantes era el uso y disfrute de su cuerpo, la libertad sexual, que suponía el desafío frontal a toda autoridad, con especial repercusión en la paterna. El mundo en llamas. ¿Cómo que no triunfó esa revolución? Aunque es cierto que del 'mayo francés', de los 'hippies', de Berkeley, se han derivado consecuencias dudosas –y muy concretamente las políticas- mucho de lo que hoy nos parece irrenunciable no era tan siquiera posible y no lo hubiese sido sin la explosión del '68': 'Big Bang' que nos lleva alcanzando y nos impulsa hasta a los que no estuvimos nunca en ella.

*Federico Volpini es nuestro experto en cine