El gallo y la gallina regresan a la catedral de Santo Domingo de la Calzada

Santo Domingo de la Calzada (La Rioja).-  El gallo y la gallina que acoge la catedral de Santo Domingo de la Calzada desde hace siglos regresarán este próximo sábado, 3 de mayo, al templo riojano, para seguir recordando el más famoso milagro nacido al calor del Camino de Santiago, el del peregrino ahorcado.

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(EFE)

Vista del gallinero, frente al sepulcro del santo, que con su gallo y gallina vivos, perpetúan la leyenda del milagro. La catedral de fachada barroca conserva la cabecera románica.

Las aves han permanecido hasta ahora fuera del gallinero gótico que era su corral con motivo de las obras de restauración que se han acometido en el mismo.

Los trabajos han durado algo más de dos meses y han sido ejecutados por el Taller Diocesano de Restauración, gracias a la aportación del Consejo General de Administradores de Fincas, que ha aportado los 53.591 euros de su coste.

Precisamente, la vuelta de las dos aves a su habitual reducto tendrá lugar con motivo de la peregrinación anual que este colectivo hará a la ciudad en esa fecha.

Las obras de restauración han sido las primeras que se han acometido en más de medio siglo en este gallinero, que se encuentra ubicado en un altillo en el interior del templo, frente al sepulcro del Santo.

Cuando se decidió ubicar a estas aves en la catedral, se acordó que solo estuviesen en su interior entre el 25 de abril y el 13 de octubre para evitar los meses de más frío.

Sin embargo, en los años sesenta del pasado siglo, Antonio Rojas se ofreció a cuidar las aves y a mantenerlas todo el año en el templo, para lo cual emplazó un criadero en su casa para ir cambiando las parejas cada cierto tiempo.

También instaló luz en el gallinero y cerró sus barrotes con un cristal para aislar a las aves del frío.

Durante más de 25 años, Antonio Rojas fue el cuidador del gallo y la gallina, los únicos ejemplares de aves vivas autorizados por la Iglesia Católica para permanecer en el interior de un templo cristiano y uno de los principales atractivos turísticos de la localidad.

Tras su fallecimiento, la familia donó el criadero que tenía en su domicilio a la Cofradía del Santo, que lo instaló en las dependencias de su sede social donde permanece en la actualidad.

La Cofradía del Santo encargó entonces su cuidado a Florentino Pozo que, después de unos años, lo dejó por cuestiones personales.

Le sustituyó Víctor Galán que es el actual cuidador y que, curiosamente, consiguió por primera vez que las célebres aves criasen en el gallinero de la catedral.

La particularidad de estas aves, que tienen que ser completamente blancas, como dice el milagro, plantea muchas dificultades porque no es fácil conseguir ejemplares de estas características.

El actual cuidador se ha hecho con una máquina incubadora para los huevos que ponen las gallinas y ya ha conseguido sacar adelante algunos polluelos para garantizar así la pervivencia de gallos y gallinas blancos.