La ruta mundial de la gripe

Para la gripe, no hay barreras geográficas ni aduanas. Tiene una habilidad especial para el contagio por vía aérea o indirectamente por objetos contaminados lo que le permite saltar entre países fácilmente. Cuando hace acto de presencia en algún lugar, más tarde o más temprano, el resto del mundo termina padeciendo las consecuencias y llevándose la vida de aproximadamente 500.000 personas al año.

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Los movimientos del virus Influenza A (uno de los productores de la gripe) por el mundo.

Hace un siglo, cuando una epidemia de gripe aparecía, ésta se limitaba al país en el que se encontraba y a algunos de los países de alrededor. Sin embargo, los medios de transporte de larga distancia (aviones, trenes y barcos) han convertido a la gripe en una enfermedad que se transmite mundialmente.

La incógnita de hace décadas estaba en ver cómo se transmitía mundialmente la gripe. Cómo las conexiones entre países podían influir en el largo viaje del virus y en dónde se originaban las cepas (tipos de virus de la gripe) de todos los años. Si cada región tenía sus propias cepas o en realidad eran comunes entre países era algo sobre lo que se hacían conjeturas pero que no se sabía a ciencia cierta, hasta ahora.

Un reciente estudio dirigido por Colin Russell, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), publicado en 'Science' nos acerca más al conocimiento del virus de la Influenza A (H3N2) y su influencia mundial. Se trata del tipo de virus que más frecuentemente provoca la gripe, seguido de cerca por la Influenza B. Los resultados de las investigaciones muestran los movimientos de la Influenza A a lo largo del mundo, desde su origen hasta el final de una epidemia.

El origen de la epidemia global de gripe (por Influenza A) de cada año tiene su origen en el continente asiático, unas veces en el Este o Sur de Asia y otras en China. De ahí pasa a Australia, Europa y América del Norte unos meses después, hasta que finalmente llega a América del Sur.

El descubrimiento de esta ruta tiene una gran importancia, ya que el hecho de saber dónde se origina la epidemia ayuda a la creación de vacunas más específicas y eficaces contra las nuevas cepas de la gripe que aparecen cada año. Si sabemos cuales van a ser en el país de origen, podemos controlar y evitar de forma más eficaz su expansión al resto del mundo.

Para los curiosos que se estén preguntando cómo es posible que los investigadores siguieran la pista de algo tan diminuto y esquivo la respuesta está en el genoma. Igual que por análisis genético se puede comprobar la cercanía entre especies o el origen de éstas, también se puede hacer un seguimiento de las cepas de virus y bacterias.

Imaginemos una cepa concreta de Influenza A que tiene origen en China. Esta cepa tiene un genoma característico pero, gracias a la gran capacidad del virus de la gripe para mutar, algunas secuencias del genoma van cambiando con el tiempo. Si nosotros identificamos las cepas en otras regiones un tiempo después y comparamos con la de China, podemos observar los cambios y rasgos comunes del genoma de las cepas y ver su grado de "parentesco". Como cuando más tiempo pasa, más mutaciones hay, aquellos países en los que la Influenza A tarde más en llegar, vendrá con más cambios genéticos. De esta forma, las modificaciones genéticas son como huellas que dejan rastro de los orígenes de una cepa.

El "rastreo genético" se realizó a partir 13.000 muestras de Influenza A (H3N2) recogidas entre 2002 y 2007 a lo largo del mundo. Las secuencias genéticas que fueron estudiadas se trataban de aquellas que codifican la hemaglutinina, una proteína que se encuentra en la envoltura del virus y que cambia frecuente para engañar a nuestras defensas.

Otro gran descubrimiento gracias al análisis filogenético. Y es que, a pesar de lo que algunos piensen, no hace falta que pasen millones de años para ver como nuevas especies van evolucionando en el planeta. Están ahí, bajo el microscopio.