Pieldigital, por Juan Freire
La tecnología nos hace humanos
A CORUÑA.- El periodismo se enfrenta a un futuro incierto, pero como afirmamos en un artículo anterior de esta misma serie, no necesariamente apocalíptico. Empieza a haber un cierto consenso sobre la necesidad de la integración de las redacciones 'en papel' y digital y de diversas tecnologías digitales en la creación y publicación de información. Pero la tecnología no es un fin en sí misma, es un medio que puede permitir nuevos modelos de información que pasarán, de forma obligada, por cambios organizativos en los medios.
No vamos a hablar aquí de tecnología, de si los medios deben apostar por el audiovisual, integrar canales de twitter, añadir permalinks o trackbacks a las noticias, incluir un vídeo en un texto, difundir los titulares por twitter u ofrecer blogs a los lectores. Son estos debates apasionantes y urgentes. Aunque lo más urgente es que los medios empiecen a experimentar con estas posibilidades y a conocer la respuesta de sus lectores.
Trataré aquí de otro punto de vista, complementario, sobre el papel de la tecnología en los medios: cómo internet y la web 2.0 afectan al modo en que se construyen y distribuyen las noticias y cómo estos cambios se asocian con cambios organizativos en los propios medios y en sus relaciones con los usuarios (por identificar de algún modo a los tradicionales lectores). Este proceso representa un desafío: lo difícil no es integrar tecnología, lo realmente complejo es el cambio cultural y organizativo que subyace a esta transformación. Para ilustrar este cambio, me centraré en dos casos concretos que tienen que ver con el nuevo papel de la propiedad intelectual y con la aplicación del código abierto a los contenidos y herramientas (software).
La información en internet se desagrega (el periódico "se rompe" en múltiples fragmentos, un tema que trataré en el próximo post) y las noticias y artículos pueden vivir varias vidas digitales. ¿Es esto útil y rentable para el medio que origina la información? Tomemos el caso de los medios españoles. Es evidente una evolución en las estrategias de los medios. Los más exitosos en papel, y que llevan ya muchos años tratando de asegurarse su dominio digital, no han cambiado en absoluto su gestión de la propiedad intelectual. El aviso legal de ElPaís.com nos recuerda el clásico "todos los derechos reservados" y le concede al usuario las peculiares libertades propias de la protección estricta de la propiedad intelectual:
…Podrá visualizar los elementos de las diferentes websites e incluso imprimirlos, copiarlos y almacenarlos en el disco duro de su ordenador o en cualquier otro soporte físico siempre y cuando sea, única y exclusivamente, para su uso personal y privado.
El aviso legal de ElMundo.es se pronuncia en la misma línea. Pero en el caso de Público.es, el último en llegar al papel pero ya con una clara cultura digital, se apuesta por las licencias Creative Commons (CC), en concreto por la versión by-nc-nd/2.5/es/. O sea, permiten la reutilización de sus contenidos digitales siempre que haya un reconocimiento de la fuente (by), su uso no sea comercial (nc) y no permiten la creación de obras derivadas (nd). Este es el mismo tipo de licencia que se utiliza en Soitu.es, un medio ya nativo digital. Pero otro medio digital español, ADN.es, va más allá y aplica una nueva versión de las licencias CC, 3.0 by-nc-sa, que permite las obras derivadas (sa) siempre que se licencien igual. Soitu.es, ADN o Público entienden la oportunidad que representa que sus contenidos vivan fuera de sus sitios, generando nuevas visitas derivadas de los sitios que los enlazan y, por tanto, más oportunidades de visibilidad y de rentabilización de la publicidad. Pero, muy posiblemente, estos medios sean igualmente conscientes de lo difícil y poco rentable que sería luchar contra la masa de blogs y usuarios que utilizarán sus contenidos aunque ellos no quieran. El modelo de protección estricta no tiene ya sentido en internet, ni comercial ni cultural (internet es por diseño abierto y generativo y pensado para los flujos y la remezcla). Los grandes medios siguen con la lógica del papel. Hasta hace poco competían entre ellos mismos en internet y se podían permitir una cierta obsolescencia, pero ahora el campo de juego es otro: han aparecido nuevos medios con nuevas culturas.
Es interesante que, ya dentro de los medios que apuestan por licencias CC, ADN es el único que permite las obras derivadas y ninguno de los tres autoriza usos comerciales. Cada restricción supone una limitación a nuevos usos y esto, en una actividad comercial, supone un inconveniente (al reducir las oportunidades de aumentar los enlaces y el tráfico derivado) y una ventaja (se reducen las posibilidades de que parte de la rentabilización de los contenidos quede en manos de terceros). Es muy discutible si una administración debe restringir los usos comerciales, como ha hecho el gobierno español con la reciente liberación de datos geográficos, pero en el caso de empresas la justificación de la restricción es mucho más fuerte (y por supuesto mucho menos discutible éticamente). En todo caso, los experimentos puestos en marcha por Público.es, soitu.es y ADN darán muchas pistas sobre la eficacia de las estrategias adoptadas. Y, "por suerte", el inmovilismo de ElPaís.com y ElMundo.es proporciona un punto de referencia con el que comparar los resultados de estos experimentos.
Como decía antes, internet es abierto. Su desarrollo es inseparable del software libre y del paradigma del código abierto. Este modelo se ha trasladado a muchos ámbitos económicos y culturales por razones muy pragmáticas, la innovación abierta es la única forma de competir en una economía en aceleración constante. Las licencias flexibles que permiten reutilizar contenidos son una parte de esta filosofía abierta; la otra tiene que ver con las herramientas, que en internet son fundamentalmente software. En las pasadas semanas dos acciones de dos medios de comunicación españoles nos muestran, de nuevo, las diferentes estrategias y culturas que coexisten en la actualidad, el pasado y el futuro coexistiendo.
Por una parte soitu.es, al poco de su nacimiento, demuestra con hechos su declarada apuesta por el código abierto y libera el código para la generación de gráficos que tanto éxito tuvo en las pasadas elecciones españolas. soitu.es es de código abierto lo que significa, en palabras de su director técnico Raúl Rivero, que está liberando desarrollos e identidades.
Pero parece que los medios tradicionales, al menos los públicos, empiezan a incorporarse lentamente a este proceso. Casi al tiempo que se producía la primera liberación de código de soitu, el presidente de la corporación RTVE anunciaba en el IX Congreso de Periodismo Digital en Huesca que iban a colocar un millón de horas de RTVE gratis en internet (en palabras de Juan Varela). Según Luis Fernández entramos en una fase de conversión de los canales de televisión "en una gran plataforma de acceso a los contenidos". Pero este anuncio era solo un proyecto, algo a desarrollar y que reconocen que llevará muchos años, como explicaban en El País:
Pero el proceso será muy lento. Pasarán años hasta que se hayan digitalizado y subido a internet las alrededor de un millón de horas de que dispone el archivo de RTVE.
"Iremos incorporando poco a poco los contenidos", explicaba ayer por teléfono Rosalía Lloret, directora de medios interactivos de la cadena pública. Lloret también explicó que los contenidos no podrán descargarse ni por tanto grabarse, sino que se verán en streaming, es decir, al momento, al igual que se hace desde YouTube.
Sorprendente paradoja: mientras un medio nuevo, pequeño y con necesidad de generar beneficios libera código, un medio muy grande, con una enorme experiencia y al que no le preocupan los beneficios sólo anuncia algo que sucederá en unos años (pura ciencia ficción si pensamos en la velocidad con que cambia internet). Además, por supuesto, RTVE liberará contenidos de la forma más restrictiva posible impidiendo en gran medida los usos más creativos de los usuarios sean o no con ánimo de lucro (algo que, en lugar de preocupar, debería alegrar a una organización financiada por los todos los ciudadanos). soitu.es apuesta decididamente por la economía del regalo. No es solo una "guerra de medios" ni se juega sólo la supervivencia de uno u otro modelo de estrategia empresarial. Se discute cómo será nuestra cultura en el futuro y si permitiremos que internet, como paradigma abierto y generativo, cambie nuestra sociedad.
Actualización: el análisis de los usos de licencias por parte de los medios no pretendía, ni mucho menos, ser exhaustivo. Se incluyen sólo algunos ejemplos. En todo caso es cierto, como han indicado diversos comentarios, que el caso de 20minutos.es merece ser comentado, dado que también emplea licencias CC. Sólo exige el reconocimiento y compartir con la misma licencia, pero permite los usos derivados y comerciales de sus contenidos. Por tanto, 20 minutos supone el experimento más extremo en el panorama español de liberación de contenidos, en un medio que además ha logrado convertirse en líder dentro de los periódicos gratuitos en papel.
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Juan Freire es biólogo, profesor universitario y emprendedor. Apasionado por la tecnología como motor de cambios sociales y oportunidades de desarrollo.
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