Una ciudad nueva, tan nueva que la estrenas cada día

CALGARY (CANADÁ).-  Comenzar a leer un libro, escuchar un CD por primera vez, estrenar un abrigo, son sensaciones agradables que se experimentan con cosas nuevas, que compras o que te regalan, y que tenemos la suerte de estrenar. Una sensación parecida es la que siento a veces al vivir en Calgary: una ciudad nueva, tan nueva que casi se podría decir que está inacabada, y que parece que se estrena cada día.

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Plaza 'Olimpic' de Calgary.

Sin embargo, Calgary no es tan reciente. De hecho se fundó en 1875, en torno a un fuerte que la Policía Montada del Canadá estableció en esta zona de la provincia de Alberta. Recibió el nombre de Calgary que en escocés significa 'agua limpia'. Efectivamente por Calgary cruzan dos ríos con agua muy clara que viene directamente de los glaciares de las Montañas Rocosas, el río Bow y su afluente, el río Elbow.

También por el centro de Calgary todavía pasa el tren que conecta el Este con el Oeste del país. La llegada del tren en 1883 supuso el impulso definitivo para el establecimiento de varios centenares de colonos en busca de una vida mejor aquí.

El tercer factor que ha hecho de Calgary la gran ciudad que es hoy en día es más actual. Se trata de la inmensa cantidad de petróleo que se encuentra en el Norte de la provincia y que se gestiona en Calgary desde hace ya varias décadas, convirtiendo esta ciudad en el bastión económico de Canadá, en el que cientos de compañías petroleras desarrollan una actividad frenética desde los rascacielos del centro financiero que se construyen a un ritmo trepidante.

Estos son por tanto los ingredientes que sazonan la vida en Calgary: el agua limpia de sus ríos, el paso continuo de los trenes y la convivencia con miles de ingenieros químicos, geólogos y contables que se ocupan del negocio del petróleo.

Calgary está dividida en cuatro partes según su orientación geográfica: Noroeste, Noreste, Sudoeste, Sudeste. Por algún motivo las zonas orientadas hacia el Oeste gozan de mayor prestigio y están más cuidadas que las del Este, quizás se deba a que los habitantes del Oeste pueden ver la impresionante cordillera de las Rocosas desde sus ventanas, que se encuentran a unos cien kilómetros en esa dirección.

La ciudad es increíblemente extensa, su superficie es superior a la de Nueva York, a pesar de que sólo cuente con un millón de habitantes; pero hay que tener en cuenta que cada uno de ellos, a excepción de una pequeña minoría de forasteros que ocupamos apartamentos en el centro, viven en casas de madera idénticas con garaje y jardín, organizadas en urbanizaciones que se van repitiendo, una tras otra, y en las que te puedes perder con mucha facilidad.