¿Es suficiente la educación sexual que recibimos?

¿Están los jóvenes suficientemente informados sobre sexualidad? Le plantemos esta pregunta a Cristina M., colaboradora nuestra y profesora de Instituto, que tiene una convivencia diaria con chicos y chicas y un buen conocimiento del tema.

M. A. Martín

Según su opinión la respuesta a esta cuestión es no por varios motivos:

• La educación que se imparte en los colegios e institutos es insuficiente porque está centrada sobre todo en la anatomía y fisiología de los aparatos reproductores, pero cuando se llega al tema que nos ocupa, bien por falta de tiempo (los temarios son muy amplios y el número de horas destinado a asignaturas como biología, escaso), o por la insuficiente preparación de los docentes no se va al grano. En general los profesores se apoyan en su propia experiencia y en lo que aprenden documentándose, e incluso en algunos casos por la política del centro o población donde se ubica.
• Aún es un tema del que se habla poco en los hogares por pudor o desconocimiento.
• Las campañas gubernamentales se centran exclusivamente en evitar las ITS (infecciones de

transmisión sexual) y los embarazos no deseados, dejando de lado la vertiente afectiva y relacional del sexo.

• La idiosincrasia de los adolescentes que prefieren muchas veces preguntar a los amigos, no siempre bien informados, o leer revistas o páginas de Internet repletas de 'leyendas urbanas'.

Si para estar sanos debemos tener un pleno bienestar físico, psicológico, social y sexual deberían estar bien informados en un tema que puede tener una gran influencia en su felicidad; que puede llevarles a una gran plenitud o por el contrario abocarlos, a medio o largo plazo, a sufrir problemas sexuales. Como sexólogos somos testigos directos de las consecuencias de educación sexual deficitaria. Además no debemos olvidar que la información puede evitar prácticas sexuales no deseadas, a entender que el sexo no es obligado, etc.

Según Cristina, buena conocedora de las necesidades de los jóvenes, urgen soluciones y el profesorado podría fomentar algunas:

• Procurar que consulten publicaciones serias y científicas, que cada día tratan más temas y de forma cada vez más amena, adaptándose al lector en general.
• Animar a que se hable más con los amigos, familiares, pareja, profesores, etc. sin caer en el chiste fácil sino intentando hacerlo de forma coloquial, fluida y natural, con un lenguaje normalizado, poniendo en común lo aprendido, las dudas.
• Leer con la pareja sobre temas relacionados con la sexualidad.

¿Cómo fue o es tu educación sexual durante la adolescencia? ¿Cómo recuerdas o vives la sexualidad en esta etapa de la vida? ¿Qué le recomendarías a los jóvenes que están iniciando su vida sexual?