Al Gore ha lanzado esta semana una campaña dirigida a que Estados Unidos reduzca sus emisiones contaminantes. Mediante una combinación de anuncios publicitarios, organización online, patrocinios y acciones de activistas de base, la Alianza para la Protección del Clima informará al público sobre el calentamiento global y ejercerá presión sobre sus representantes políticos. En pos de ese objetivo gastará 300 millones de dólares (unos 190 millones de euros) a lo largo de los próximos tres años.
Al Gore.
Gore [al que Obama le gustaría tener dentro de su gabinete de Gobierno] ha sumado a su empeño figuras del Partido Republicano de la talla del reverendo Al Sharpton, Pat Robertson y Newt Gingrich. La inclusión de los primeros no me sorprende tanto, visto el giro ambientalista de un sector del evangelismo estadounidense. Sí llama la atención el apoyo de Gingrich. Por lo que he podido averiguar, este notorio "neocon" se muestra partidario de un consenso bipartidario respecto al cambio climático; de hecho, en su libro 'A Contract with the Earth' afirma que los conservadores son ambientalistas por naturaleza.
La Alianza para la Protección del Clima ha sido presentada como un impulso épico equivalente a la lucha contra el fascismo en la Segunda Guerra Mundial, la campaña por los derechos civiles de los años 60 y la carrera por llegar a la Luna. Con sus buenas intenciones y su espíritu ecuménico, me recuerda mucho a la Alianza de Civilizaciones promovida por nuestro ZP. ¿Cómo debemos interpretar estas iniciativas? ¿Ha llegado la hora de la cordura? ¿Se unen por fin los hombres de buena voluntad?
Como es sabido, Al Gore, premio Nobel de la Paz, no se encuentra libre de controversias. Se le critica el vivir en una mansión que consume 20 veces más energía que un hogar estadounidense medio; se le acusa de haber distorsionado los datos científicos expuesto en su documental 'La Verdad Incómoda'; y se le reprocha ocultar bajo la idea de que "Somos todos responsables" del despilfarro de recursos naturales y las agresiones al medio ambiente, la grave responsabilidad de los países ricos, y en particular de un puñado de poderosas multinacionales en ese desaguisado.
Sin embargo, como he oído decir a ecologistas y periodistas ambientales, la irrupción en el escenario de Gore ha sido decisiva para inclinar la opinión pública a favor de la lucha medioambiental. Y lo consiguió porque aportó la respetabilidad asociada al rango de ex vicepresidente de la primera potencia mundial, y porque transmitió el mensaje de la forma más apropiada para los medios de comunicación. Como apunta Manuel Caminante, la Sociedad del Espectáculo necesitaba un Maestro de Ceremonia para presentar al público la evidencia del deterioro medioambiental; un MC que maneje hábilmente su lenguaje, con una presentación circense, saturada de datos abundantes y llamativos (lo mismo puede decirse del otro gurú ambientalista, Jeremy Rifkin).
A mi modo de ver, el asunto supone la profundización de un fenómeno analizado por los sociólogos con el rótulo de "modernización ecológica". Así denominan al proceso iniciado en los años 70 y consolidado en la Cumbre de Río de 1992, por el cual el capitalismo asume postulados del movimiento ecologista; y, en paralelo, los medios de comunicación se apoderan del discurso ambiental, reduciendo a los ecologistas al papel de proveedores de contenidos (la protesta). Gore representaría la tercera etapa: cuando los políticos del establishment se adueñan de una parte del programa ambientalista. Que esto surta efectos positivos o no dependerá de cómo juzguemos la "modernización ecológica": si de una operación cosmética de un sistema incorregible, o de una muestra más de la capacidad del capitalismo para auto-enmendarse y absorber las críticas.
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Es alucinante lo que cambia la gente, cuando estaba él en el poder no cambió nada y ahora le va la vida en ello...
Soitu.es se despide 22 meses después de iniciar su andadura en la Red. Con tristeza pero con mucha gratitud a todos vosotros.
Fuimos a EEUU a probar su tren. Aquí están las conclusiones. Mal, mal...
Algunos países ven esta práctica más cerca del soborno.
A la 'excelencia general' entre los medios grandes en lengua no inglesa.
Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDEA) casi la mitad de la energía consumida en los hogares españoles se debe a la calefacción y en la mayor parte de los casos no se hace de manera eficiente.
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