Sobreviviendo al modelo ejemplar de transporte público colombiano

BOGOTÁ (COLOMBIA).-  El Transmilenio es el principal sistema de transporte masivo de Bogotá. Se trata de una serie de buses articulados de color rojo que paran únicamente en estaciones designadas y, en la mayoría de casos, transitan en carriles exclusivos, lo que hace que sean más rápidos. El sistema está inspirado en uno similar implantado en la ciudad de Curitiba (Brasil) y ha servido de modelo para muchos países.

David Yazo Flickr

Universitarios se agolpan esperando un Transmilenio.

Sus buses rojos se han convertido en un símbolo y el sistema parece tan bueno que ya está siendo implementado en varias ciudades de Colombia. A pesar de todo, moverse por Bogotá es una tarea que sigue exigiendo mucha paciencia. Aquí tienes algunos consejos para que recorrer la ciudad no se convierta en una pesadilla:

• A las cinco de la mañana sale el primer autobús. La gente suele abarrotarse en las puertas donde paran los buses expresos.

Acá una advertencia para el despistado: el flujo en Transmilenio es crítico en las tardes hacia el Sur y en las mañanas hacia el Norte. Claro que hay excepciones: los que llegan a las zonas universitarias (centro de la ciudad) están bastante ocupados, independientemente del punto de partida. Esto también sucede porque en el centro se encuentra una gran cantidad de locales comerciales y bancos –además de la Casa de Nariño, el Palacio de Liévano, Ministerios y Juzgados– que hacen de esta zona un lugar común para los bogotanos. Así que cuidado al tomar el servicio ‘J’, y retornos, en horarios de movimiento universitario.

• También hay que tener en cuenta que Bogotá es alargada de Norte a Sur, característica común en varias ciudades de la región andina. Por lo tanto, la principal vía de los buses articulados es la llamada 'Troncal del Norte', que incluye la Autopista Norte y la Avenida Caracas.

Aunque no hay que desestimar la Troncal NQS (Norte-Quito-Sur), que incluye destinos tan importantes como el Estadio 'El Campín', la Universidad Nacional, el complejo judicial de Paloquemado, y el Parque Simón Bolívar.

Aunque el sistema de autobuses funciona bastante bien, para salir de marcha lo más recomendables es coger un taxi.

• Para moverse entre Oriente y Occidente puede que sea recomendable no tomar Transmilenio, pues sólo hay dos troncales que conectan estos dos puntos cardinales, sin llegar realmente a la parte importante del Oriente de Bogotá: la Avenida Carrera 7ª.
• Si se trata de salir de ‘rumba’, es mejor olvidar que existe un sistema de transporte público. Una de las principales quejas de algunos usuarios es que el sistema cierra a las 11 de lunes a sábados, y a las 10 los domingos y feriados. Ahora, el problema no es sólo el horario, sino que los buses no llegan a un lugar realmente cercano. En estos casos es mejor pagar un taxi.
• Para hacerse una idea de lo que cuesta, al cambio de hoy, la tarifa de entrada al sistema es de medio euro (1400 COP), lo que es costoso en comparación con el transporte público de otros países de Suramérica. Haciendo más comparaciones: dos pasajes de Transmilenio suman lo de una tarifa mínima en taxi, cinco pasajes lo de un galón de gasolina y con ocho te compras un combo BigMac.

Más allá de las quejas por la inseguridad y por la curva descendente en la calidad del servicio, es cierto que nuestros queridos buses rojos han ayudado en el nivel de vida de todos los bogotanos. Por lo anterior, estamos todos a la expectativa de la construcción de la siguiente fase, y de los estudios sobre la viabilidad del metro en la capital colombiana.