Rehabilitación

Yo no creo en la justicia vengativa. Hay que reeducar y reinsertar al delincuente, demostrarle que va por el camino equivocado, hacerle reflexionar hasta que sienta amor por la justicia y por sus semejantes. Todos somos personas humanas, hermanos como quien dice, y debemos ayudarnos.

Paco Pérez (EFE)

El público se echó encima de nuestro 'capullo'.

Por eso he pensado que el señor ese del Betis, sí, el capullo que tiró una botella al portero del Athletic, no merece la cárcel, donde sólo aprenderá nuevas maldades y, quizá, a afinar aún más la puntería, sino un programa de rehabilitación a medida. El objetivo es que entienda que el fútbol es lo que ha sido toda la vida: deporte, compañerismo, afán de superación, juego limpio y amistad entre la gente de bien.

El programa consta de tres apartados:

• CONVIVENCIA. El capullo en cuestión necesita aprender a comportarse en la grada. Para tal fin, se unirá a la alegre muchachada del Glasgow Rangers en

un desplazamiento, organizado «ad hoc», o sea, especialmente para eso, al estadio del Kastrioti albanés, donde antes del partido se celebrará una fiesta de confraternización entre los escoceses y una nutrida parroquia de ex combatientes albanokosovares. La cerveza será gratuita. Para evitar complicaciones, no se permitirá la entrada al estadio con armas de calibre superior a los nueve milímetros. Arbitrará un colegiado griego en crisis bipolar, fase subidón, que pitará al menos seis penaltis contra el equipo albanés y orinará ostentosamente sobre una bandera escocesa.

• RESPETO. El capullo de la botella debe interiorizar las normas de la discrepancia civilizada. Esta fase del programa se desarrollará en el estudio radiofónico de Federico Jiménez Losantos, al que nuestro rehabilitando acudirá disfrazado de Gallardón, con un ejemplar de «El País» bajo el brazo y un pin de Esquerra Republicana en la solapa. Para estimular el diálogo, el conocido periodista llevará dos días en ayunas, escuchando ininterrumpidamente una selección de aforismos de José Luis Rodríguez Zapatero.
• AUTOCONTROL. Es muy importante que nuestro capullo aprenda a dominar sus impulsos violentos. Para conseguirlo, asistirá a un cursillo intensivo de doce horas de duración, impartido por Pedro Solbes, sobre la incidencia de las hipotecas subprime y los riesgos colaterales de la inflación subyacente en los hedge fund peruanos del mercado bursátil finlandés. Con el fin de evitar autolesiones, el de la botella permanecerá atado a una silla. A su lado se sentará Esperanza Aguirre, que cada 30 segundos le pellizcará una mejilla y le dirá «ay, majete, majete».

El programa de rehabilitación podrá repetirse varias veces, hasta que nuestro amigo el capullo esté en condiciones de asistir civilizadamente a un partido de fútbol. Cuando se haya conseguido, se le hará tragar la botella. Para quedarnos a gusto, más que nada.