Instrucciones para que no te pase lo que a Paul McCartney

Lo que suponen los 30,9 millones de euros (24,3 millones de libras) que el ex beatle Paul McCartney le tiene que pagar a su ex mujer, la ex modelo de 40 años Heather Mills, es un buen agujero. Pero no hay que olvidar que el patrimonio estipulado de Sir Paul es de 400 millones de libras (unos 509 millones de euros). Sin embargo Mills aseguraba que eran 800 millones y quería sacarle más a su antes amado marido. ¿Cuánto supondría a otros niveles para una persona más común en España? Desde luego, un dineral también. Hemos consultado con Juan Luis Rubio, presidente de la Asociación de Padres de Familia Separados y con Enrique Ruiz, abogado matrimonialista de Zarraluqui Abogados de Familia. La conclusión es la siguiente: más vale prevenir que curar. Y las previsiones nunca son suficientes.

Stephen Hird (REUTERS)

Heather Mills tendrá casi 31 millones más en su cuenta.

Antes del matrimonio

Para evitar palos económicos de este tipo, nuestros asesores recomiendan que se piense de manera pragmática y, por unos momentos, se dejen los sentimientos de lado, aunque aparentemente establecer una serie de condiciones o medidas antes de casarse vaya en contra del amor que se le presupone al matrimonio. Para pragmáticos y románticos, sin que ninguna de los dos adjetivos sea excluyente del otro, ahí van una serie de consejos:

• Primero y fundamental, cambiar el régimen de sociedad de gananciales que, excepto en Cataluña, Baleares y la Comunidad Valenciana, se establece por defecto en cualquier enlace matrimonial, por el régimen de separación de bienes. En sociedad de bienes gananciales todo lo que se aporte al matrimonio, excepto los bienes que los miembros de la pareja tuvieran anteriormente y lo que se obtenga por medio de una herencia, pertenece automáticamente a las dos partes del matrimonio. Para hacer un cambio de régimen hay que acudir al notario y realizar una escritura.
• En el momento en el que se realiza el cambio de régimen se recomienda que se establezcan unas capitulaciones matrimoniales. Dentro de éstas se puede estipular todo lo que se considere oportuno en cuanto al régimen económico que rija el matrimonio y un supuesto divorcio. Eso sí, siempre que no haya niños de por medio. Así, por ejemplo, cuánto va a contribuir cada uno al régimen conyugal, cómo sería la custodia de los hijos en caso de divorcio, el régimen de visitas o, por ejemplo, decir que los gastos de tu loro o de tu moto los vas a afrontar tú y no tu pareja. Una de las cosas más importantes que se pueden aclarar en estas capitulaciones matrimoniales es la renuncia a la pensión compensatoria.

Lo que hay que tener en cuenta

Aun teniendo separación de bienes, a la hora del divorcio, sobre todo si hay hijos de por medio, el miembro de la pareja mejor colocado económicamente puede tener que acometer ciertos gastos:

• Pensiones alimenticias de los hijos menores de edad. Precisamente por esta minoría de edad, no puede determinarse en las capitulaciones matrimoniales, sino que es una materia pública, por lo que los jueces actúan de oficio. En este sentido, esta pensión suele ir en función del nivel de vida al que estaban acostumbrados los hijos y a los ingresos del cónyuge que no tiene la custodia. Por ejemplo, no será la misma pensión la que perciban los hijos de un ex matrimonio de clase baja que la de los de un matrimonio de clase alta. Las pensiones pueden oscilar desde los 100 euros al mes a los 4.000.
• Pensiones compensatorias. (A ésta, hemos dicho, sí se puede renunciar en las capitulaciones matrimoniales). Es la pensión que el miembro del matrimonio mejor posicionado económicamente paga al otro cónyuge. Puede ser temporal, por tiempo indefinido o una prestación única. Depende de los acuerdos a los que hubieran llegado los cónyuges, la edad y el estado de salud, la cualificación profesional y las probabilidades de acceso a un empleo, la dedicación pasada y futura a la familia, la colaboración con su trabajo en las actividades mercantiles, industriales o profesionales del otro cónyuge, la duración del matrimonio y de la convivencia conyugal, etc.
• Sostenimiento de las cargas del matrimonio. Los dos miembros de la pareja contribuirán en función de sus respectivos recursos económicos. Esta indemnización en caso de divorcio es ineludible porque trata de proteger el trabajo que un miembro del matrimonio haya podido haber realizado en la casa, cuidando los hijos y sosteniendo el hogar. Esto ha podido hacer que no se haya desarrollado profesionalmente mientras que gracias a su aportación a la casa, su cónyuge sí se ha promocionado laboralmente.

Diferente legislación y más famosos desvalijados

Así, las cosas, como decíamos, aunque es mejor prevenir que curar, si hay hijos de por medio y/o uno de los miembros de la familia se dedica exclusivamente a las labores del hogar, los divorcios nunca salen baratos. Hay que tener en cuenta, eso sí, que lo que le ha pasado a Paul McCartney ha estado sujeto a la legislación en Reino Unido, que es diferente a la española, generalmente más proteccionista con el miembro desvalido del matrimonio, normalmente la mujer. Pero, oye, si aun con todas las previsiones, o si ya es tarde para haberlas tenido, sufres un divorcio y te pegan un palo económico, siempre puedes pensar en aquellos famosos que amasaron fortunas y a los que una ruptura del matrimonio, esperada o no, les ha supuesto una mengua en el número de ceros. Entre los veinte divorcios más caros de la historia están los siguientes:

• Michael Jordan, jugador de baloncesto. Su divorcio con Juanita le costó en 2003 172 millones de euros.
• El divorcio de Amy Irving le costó a Steven Spielberg 80 millones de euros en 1989.
• Harrison Ford pagó en 2006 casi 67 millones de euros por divorciarse de Melissa Mathison.
• Phill Collins se divorció de Jill en 1994 tras pagar casi 32 millones de euros.
• Michael Crichton se divorció de su ex mujer Ann-Marie por 25 millones y medio de euros.
• El divorcio de los príncipes de Gales costó en 1996 más de 20 millones de euros.
• A Mick Jagger le costó en 1999 unos 13 millones de euros.

En España, al ser la legislación diferente, nunca se alcanzarían estas cifras astronómicas. Dicen que la principal causa de divorcio, en nuestro país y en el resto del mundo, es el matrimonio.