Padres de los mexicanos presuntas víctimas de ataque colombiano forman una asociación

Quito.-  Los padres de los cuatro mexicanos que presuntamente murieron en un ataque colombiano a un campamento de las FARC en Ecuador formaron una asociación y responsabilizaron de lo sucedido al Gobierno de Colombia, informó hoy uno de ellos.

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(EFE)

Marcelo Franco (d), padre de Fernando Franco, uno de los cuatro mexicanos supuestamente muertos en el ataque colombiano a una base de las FARC en Ecuador, y María de Jesús Álvares (i), madre de Lucía Morett, la mexicana rescatada herida por tropas ecuatorianas, caminan por el hospital Militar de Ecuador hoy.

"Hago responsable de la muerte de mi hijo a Álvaro Uribe (presidente Colombia), a su comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, a los generales y a todos aquellos militares que ordenaron este bestial crimen", dijo hoy en una rueda de prensa en Quito Marcelo Franco, padre de Fernando Franco, de 28 años, que estaba en la base de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

La "Asociación de Padres (de los) masacrados el 1 de marzo en Sucumbíos" quedó constituida este martes en un hotel de Quito, según otro integrante del grupo, Jorge Luis Morett, cuya hija Lucía sobrevivió al ataque y se repone de las heridas en un hospital de Quito.

Los otros cuatro mexicanos que estaban en el campamento atacado son Juan González del Castillo, Fernando Franco Delgado, Verónica Natalia Velázquez Ramírez y Soren Ulises Avilés Ángeles, cuyos padres ya han reconocido sus cadáveres, según la Asociación Latinoamericana de Derechos Humanos (ALDHU), con sede en Ecuador.

Lucía Morett, la joven mexicana que sobrevivió al ataque militar colombiano, se ha convertido en "la hija de todos" los demás padres de mexicanos relacionados con la incursión colombiana, dijo hoy a Efe su madre, María del Jesús Álvarez.

La madre de Lucía, que está junto a ella en el Hospital Militar de Quito, señaló que las heridas de Lucía se han infectado por lo que aún no tiene fecha definida para el alta.

Es posible que la joven, de 26 años y estudiante de temas sociales de la Universidad Autónoma de México, sea operada el próximo viernes en el glúteo derecho, donde tiene una herida de diez centímetros por las "esquirlas de bomba", comentó su madre.

La estudiante mexicana llegó a Ecuador, junto con varios compatriotas, para participar en un congreso y posteriormente viajó a la base de las FARC, que según su madre era un "campamento de paz", para completar su investigación académica.

María del Jesús Álvarez asegura que Lucía no pertenece a las FARC y no ha cometido delito alguno. "Por el contrario, es una víctima", dijo.

A la salida del departamento de nefrología y abrazada a Rita del Castillo, la madre de Juan González del Castillo, Álvarez afirmó que Lucía se ha convertido en la "hija de todos".

"Los otros padres perdieron sus hijos, y al perder a sus hijos han adoptado a mi hija, y yo también perdí hijos", dijo en solidaridad con los progenitores de los otros cuatro mexicanos.

El secretario general de la ALDHU, el chileno Juan de Dios Parra, dijo a Efe que familiares de los cuatro mexicanos, que según él eran estudiantes, están a la espera de las pruebas de ADN que confirmaran si los cuerpos que reconocieron son los de sus hijos.

Franco dijo que lo que vio en la morgue fue la constatación de que el ataque fue "una masacre, una cosa espantosa".

Franco se sumó a los padres de González y de Morett en el criterio de que lo ocurrido fue un "crimen de Estado" y además afirmó que se usaron "armas prohibidas en guerra", por lo que analizan con la ALDHU los mecanismos para plantear un juicio.

Parra indicó que al momento redactan documentos para enviar a la Procuraduría de México, para que los familiares puedan acudir allá a presentar sus querellas dentro del sistema de justicia mexicano.

"Una vez agotados los recursos internos en Ecuador y México, se habilitan las instancias jurídicas en canales internacionales", anotó al puntualizar que, "una vez que se determina el carácter delictivo de los sucesos", se iría a la Corte Penal Internacional.