Victoria Esperanza, la niña nonata

Mariano Rajoy dijo que al día siguiente de las elecciones bautizaría a su famosa niña como 'Victoria Esperanza'. Y con su habitual gracejo e imaginación explicó el porqué: "Victoria tras la victoria y Esperanza tras la victoria". Hoy es el día después de las elecciones y Rajoy, vaya por Dios, no puede cumplir su palabra. Su niña no llegó a nacer. O nació muerta. O tal vez medio muerta, porque muy bien podríamos decir que mientras Victoria palmaba, Esperanza se frotaba las manos.

Juanjo Martín (EFE)

Tras la jornada electoral, la frase de Rajoy ha quedado reducida a "Esperanza tras la derrota". Una Esperanza que se ha sentado en el balcón de su despacho en la Comunidad madrileña, con Telemadrid a todo volumen, dispuesta a ver pasar cadáveres. Primero, la niña Victoria. Después su papá político, Marianito. Luego los tíos, una pareja de delincuentes políticos llamados Acebes y Zaplana. Y finalmente, el patriarca, el señor de las Azores, don José María Aznar.

Lo mejor del resultado de estas elecciones no es la victoria de Zapatero, insípido líder de una izquierda de salón. Lo mejor es la derrota de una ultraderecha sucia y mezquina que sólo ha servido para entorpecer el inevitable progreso cultural y social del país.

Televisivamente hablando, la jornada electoral no deparó grandes sorpresas. Destacaré dos detalles: la habitual miseria de Telemadrid, con uno de sus habituales atentados contra la objetividad y la independencia, y el constante deterioro del periodismo, que se refleja en la selección de invitados a los especiales electorales.

Según informa el comité de empresa de Telemadrid, la cadena pública madrileña emitió "cercenadas" las declaraciones "emotivas y legítimas" de la hija de Isaías Carrasco, asesinado el viernes por ETA. Telemadrid emitió, según el comité, "sólo un fragmento de tan conmovedor testimonio, de tan sólo 18 segundos, silenciando la defensa que la hija hace de las ideas de su padre y su muerte por defenderlas, y eliminando las declaraciones cuando ella pide un voto masivo para decirles a los terroristas que no vamos a dar ni un solo paso atrás". ¿Se puede ser más miserable?

Por otro lado, TVE ofreció en la tarde noche electoral un especial dirigido por la presentadora de '59 segundos'. Hasta ahí todo normal. Lo anormal eran los primeros invitados, divididos en los clásicos dos bandos: Nativel Preciado y José María Calleja por un lado, Esther Palomera y Melchor Miralles por otro. Ya saben, dos de izquierdas, dos de derechas. Una manera lamentable, me temo, de buscar la parcialidad y la transparencia. El resto de las cadenas organizaron sus debates de forma similar, dividiendo a sus invitados de manera más o menos equilibrada. O tendenciosa. ¿Tienen que seleccionar las televisiones, y sobre todo las públicas, a los tertulianos pensando en cuáles son de derechas y cuáles de izquierdas? ¿No podría invitar, sencillamente, a cuatro periodistas? Ya saben a qué me refiero: no a cuatro voceros, sino a cuatro PERIODISTAS.