Espe for president

Dejémonos de pamplinas. La auténtica protagonista de esta campaña es Esperanza Aguirre. Hunde a Zapatero y a Rajoy con su excelente acento en inglés, que le sirve para chupar cámara. Consigue los favores de Rato para sus mítines y tiene a sus pies a los mismísimos Rajoy y Pizarro, que usan su gestión en la Comunidad de Madrid como modelo para España.

Juanjo Martín (EFE)

Pizarro escucha a la presidenta.

Como buena hormiguita, lleva años construyendo su camino hacia la presidencia del Gobierno de España. Primero se hizo la tonta con aquello de "Sara-Mago" y luego combinó el peloteo al jefe con la coz al rival. Ahora, con la excusa de colaborar, se está marcando una gira a la medida para posicionarse como líder indiscutible del PP si Rajoy se da el batacazo.

El que ríe el último ríe mejor, parece la máxima que Aguirre ha estado repitiéndose cada mañana ante el espejo, desde que en 1983 ocupó su primer cargo público en el ayuntamiento de Madrid. Quince años después Esperanza se relame cuando Rodrigo Rato imparte, a su vera, una clase magistral en un colegio bilingüe de Vallecas para promocionar los logros modernizadores de Esperanza. Ni Rajoy ni Pizarro, ambos con el inglés pendiente para septiembre, podrían haber demostrado a los niños lo lejos que se llega dominando el anglosajón. Un espectacular gol en propia meta del PP.

Hay que tener en cuenta que el ex presidente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y actual director general del banco de inversión Lazard, sólo se ha prodigado en dos actos de campaña y ambos junto a su amiga Esperanza. Rato no ha olvidado que fue Aguirre quién recolocó a los antiguos colaboradores del ex vicepresidente tras su marcha a Washington.

Esperanza no desperdicia ni una ocasión para aprovechar el foco, aunque los flashes no vayan dirigidos a ella. La noche del primer debate, el pasado 25 de febrero, allí estaba ella, en Génova, esperando a Rajoy, hasta altas horas de la madrugada para darle el beso. No hay acto estelar, de esos abarrotados de medios de comunicación, en el que Aguirre no haya hecho acto de presencia con la excusa de apoyar al jefe y de paso, emplearse a fondo ante los micrófonos ávidos de comentarios.

Sin prejuicios

Libre de prejuicios, el disimulo no la caracteriza. Atrás quedaron los tiempos de Sara Mago -histórica confusión con el escritor Saramago-. Hoy tiene Telemadrid a su servicio. La televisión autonómica que presume de haber limpiado totalmente. Su omnipresencia no deja lugar a dudas. Nada más acceder a la presidencia de la Comunidad, sustituyó al director nombrado por Gallardón, Giménez-Alemán, por uno de sus hombres de confianza, Manuel Soriano. Y desde ese momento, se convirtió en su reino.

El sueño secreto -un secreto a voces- de Esperanza, idéntico al de otros muchos políticos, es ocupar la Moncloa. Sólo que ella parece tener más claro que nadie cómo hacerlo realidad. Sus intereses personales están por encima de los del partido, como evidenció la pelea por las listas que protagonizó con Gallardón, el único rival al que considera una amenaza y que provocó una caída del PP en las encuestas. La argumentación que la aspirante a presidenta realizó al alcalde no deja lugar a dudas: "No sé por qué te pones así. Si se gana, podrás ser vicepresidente, si pierde, tú y yo estaremos en iguales condiciones".

No hay duda, Aguirre está preparada para consolar a Rajoy la noche del 9-M, en caso de que no sea el elegido, y proponerse acto seguido como digna sucesora.