Todos ganan, TVE pierde

Habrá debates, dos, entre Zapatero y Rajoy. Después de varias semanas de teatrales especulaciones sobre el cómo, el dónde y hasta el porqué, los aspirantes al título se han puesto de acuerdo: los enfrentamientos dialécticos tendrán lugar los días 25 de febrero y 3 de marzo, y será la Academia de la Televisión quien organizará el evento y dará la señal a las cadenas que lo deseen.

(EFE)

Todas las televisiones podrán retransmitir el cara a cara entre Zapatero y Rajoy.

Cuatro, La Sexta y TVE se conectarán. Antena 3 se lo pensará, y Telecinco contraprogramará el cara a cara con 'Escenas de matrimonio' o alguna otra bazofia. ¿Todos contentos?

No. Una vez más, la televisión pública española es la gran perjudicada. La que nadie quiere, la que nadie apoya, la que parece que sobra. Sólo desde la mala fe puede entenderse la negativa del PP a que los debates tuvieran lugar en TVE después del acuerdo alcanzado con el PSOE en noviembre de 2006, recuerden, para dar juntos el visto bueno al presidente de la Corporación (Luis Fernández). El acuerdo garantizaba, dijeron, la pluralidad de la televisión publica española.

Pero no era cierto. Ahora resulta que ese pacto no sirve para nada, que TVE no es lo suficientemente plural, y que sólo una institución tan absurda, inoperante, desfasada y patética como la Academia de la Televisión está en condiciones de organizar un debate neutral y democrático. Por si ustedes no lo saben les diré que esta Academia, que presume de ser "cultural y científica", fue fundada por Valerio Lazarov y Rafael Ansón, entre otros. Y reúne en su consejo actual a representantes de las privadas (Antena 3, Cuatro, La Sexta), la Forta y la SGAE. Telecinco ha tenido una pataleta y se acaba de dar de baja.

¿Quién gana con esta absurda maniobra? Las televisiones privadas, que manejan el cotarro. ¿Quién pierde? La televisión pública, la de todos los españoles, el escenario natural para este tipo de debates. Está claro que ésta no es la forma de potenciar la televisión pública: ésta es la forma de potenciar las televisiones privadas. Como también lo ha sido el desmantelamiento de la plantilla de RTVE. No sabemos hacia dónde camina la televisión pública, cuál es el modelo a seguir, cómo nos gustaría verla dentro de diez años… pero sí hemos sabido que sobraban más de 4.000 trabajadores.

La BBC, ejemplo de televisión pública y excelente gestión, cuenta con más de 20.000 trabajadores. La cadena pública alemana, con casi 40.000. La francesa, con más de 13.000, y la RAI con casi 12.000. Tras la "reestructuración", quedan en RTVE unos 5.000 trabajadores. ¿Una plantilla raquítica para una televisión pública enclenque? Seguro: piensen que ni siquiera sirve para organizar un debate electoral entre los dos principales líderes políticos del país.

¡Vivan las televisiones privadas, ejemplo de pluralidad, gestión, calidad, audiencia y beneficios! ¡Muera la televisión pública, estorbo para el desarrollo y enriquecimiento de las televisiones privadas!

Y hablando de debates: interesante el programa 'González versus Aznar' (La Sexta), una oportuna mirada a, como reza el subtítulo, «los únicos debates presidenciales en la historia de la democracia española». Se celebraron los días 24 y 31 de mayo de 1993, y consiguieron unas audiencias descomunales: el primero alcanzó un share del 61,8% (9.625.000 espectadores) y el segundo llegó al 75,3% (10.526.000 espectadores). Un total de veinte millones de telespectadores presenciaron los enfrentamientos entre Felipe González y José María Aznar. La Sexta contó detalles de la preparación de los mismos, analizó las estrategias, y desveló anécdotas jugosas: ¿sabían ustedes que González estuvo a punto de morir en un accidente de avión 24 horas antes de celebrarse uno de los debates?

John Fante.

Un motivo para no ver la televisión

Cualquiera de los libros de John Fante (todos editados por Anagrama): 'Espera a la primavera, Bandini', 'Camino de Los Ángeles', 'Sueños de Bunker Hill', 'La hermandad de la uva', 'Pregúntale al polvo' o 'Al oeste de Roma'.

John Fante era un tipo montaraz y pendenciero que nació en Colorado en 1909. Bebía, jugaba, blasfemaba y es posible que hasta se pelease con vagabundos. Para colmo de males escupió en la cara a su propio país: escribió libros que denunciaban de forma despiadada la agonía del sueño norteamericano. No respetaba nada, ni la familia, ni los valores de su patria, ni el esfuerzo personal como gran bendición. Ni siquiera a Dios.

Tal vez por eso un Bukowski que no le llega ni a la altura del betún le consideró su maestro. Incluso dijeron que inventó el «realismo sucio». Puede que así sea. Fante escribía sobre hermosos perdedores, perros idiotas, bebedores inagotables, ballenas varadas y demás seres sin futuro. Sobre los restos de la sociedad. Y lo hacía de maravilla. Seguramente por eso, por ser tan vigoroso y directo escribiendo, Fante apenas pudo ver editado en vida alguno de sus libros, todos maravillosamente brutales, y murió en el olvido, ciego, con las piernas amputadas por la diabetes.

Alessandro Baricco hace un interesante perfil de Fante en este texto, que sirvió de prólogo a una versión de "Pregúntale al polvo".