"Nosotros no somos el enemigo" y el cierre de las fronteras es un error, dice Calderon

Boston (EE.UU.).-  El presidente de México, Felipe Calderón, criticó hoy la ofensiva contra los inmigrantes mexicanos en EE.UU., y afirmó que el cierre de fronteras no soluciona los problemas de competitividad en este país.

"Nosotros no somos el enemigo, y los americanos no son enemigos del pueblo mexicano, podemos ser un aliado poderoso", afirmó Calderón durante una intervención de una hora en la Escuela de Gobierno de la Universidad Harvard.

Para Calderón, lo peor que puede ocurrir en la relación bilateral es "alimentar la percepción antiinmigrante, antimexicana (en EE.UU.), y en México debemos cambiar la percepción de que Estados Unidos es el enemigo".

"La economía estadounidense está sufriendo pero si toman el punto de vista de que la solución para esta situación, para la falta de competitividad de la economía estadounidense es cerrar la frontera, están cometiendo un error muy grande", insistió.

Bajo un estrecho cerco de seguridad, Calderón hizo su presentación ante unos 500 académicos y alumnos de la institución, en el marco de su primera gira de trabajo en Estados Unidos desde que asumió la presidencia el 1 de diciembre de 2006.

Pero su visita, descrita por Los Pinos como un acercamiento con la diáspora mexicana en EE.UU., se produce en momentos de especial hostilidad contra los inmigrantes indocumentados en este país.

Citando estudios oficiales del Gobierno estadounidense, Calderón recordó que los inmigrantes mexicanos son un "complemento" para la economía estadounidense, así como lo son los inmigrantes centroamericanos para su país.

En ese sentido, señaló que las economías de Estados Unidos y México representan un ejemplo clásico de asimetría, ya que la estadounidense es "intensiva en capitales, y la mexicana en mano de obra".

Por ello, una de las prioridades de su Gobierno es la generación de empleos, como una forma de atajar la emigración ilegal hacia el norte.

Preguntado sobre la contienda presidencial en Estados Unidos, Calderón evitó pronunciarse sobre un favorito, pero recalcó que "somos vecinos y amigos, y quien sea el próximo presidente de Estados Unidos, puede contar con México para dirigirnos en esa dirección".

En los círculos políticos mexicanos, la posibilidad de que gane el senador republicano John McCain o cualquiera de los candidatos demócratas, la senadora Hillary Clinton y Barack Obama, alimenta las esperanzas de que en 2009 se reactive el debate para una reforma migratoria integral.

Durante su discurso, de aproximadamente media hora, Calderón no mencionó el tema del acoso de los inmigrantes mexicanos y más bien destacó los logros de su primer año al frente del Gobierno, sobre todo en la lucha antinarcóticos, que en los últimos trece meses se ha cobrado la vida de alrededor de tres mil agentes policiales.

Esa "prolongada y costosa lucha" ha logrado la recuperación de territorios antes controlados por las organizaciones delictivas, la confiscación de grandes cantidades de droga y dinero en efectivo, y la extradición de un centenar de narcotraficantes a EE.UU., precisó.

"Somos vecinos del consumidor de drogas más grande del mundo y estamos pagando el costo de esto (...) creo que el Gobierno estadounidense tiene que hacer su parte en esta lucha", subrayó.

Calderón también destacó los logros en la inversión social, los indicadores económicos y la reforma judicial, aunque reconoció la dificultad de echar andar una reforma del sistema educativo en su país donde, dijo, hace falta una "rendición de cuentas" de los maestros.

Fue durante la sesión de preguntas y respuestas que Calderón criticó la campaña de hostilidad contra los inmigrantes, y enfatizó la urgencia de mejorar la cooperación con Estados Unidos, país con el que México comparte 3.000 millas de frontera.

Afuera, afrontando las gélidas temperaturas, una veintena de manifestantes protestaban, precisamente, que el Gobierno de México no ha hecho lo suficiente por defender los derechos de los inmigrantes en EE.UU.

En cuanto a la economía, Calderón reconoció la realidad simbiótica de México con EE.UU. pero, aun con la temida recesión estadounidense, su país registrará un crecimiento de casi el tres por ciento este año, mientras que la inflación se sitúa ahora en 3,7 por ciento.

Sobre la política exterior de su Gobierno, Calderón afirmó que México intenta recuperar el liderazgo que ha perdido en la región "por distintas razones" pero, insistió, no compite en ese sentido con el presidente venezolano, Hugo Chávez, que ofrece subsidios de petróleo en la región.

"No es una cuestión de cuánto dinero le metes a una relación. América Latina no está de venta, los países no tienen precio", continuó Calderón.