Loach llama hipócrita a Rajoy y denuncia la explotación de la inmigración

Tim es norteamericano. Habla sólo inglés. Hace tres años vino a casa de unos amigos británicos que viven en la Costa del Sol y también hablan sólo inglés aparte de algunos furtivos 'Ole' o 'Una servesa, por favor'. No lo necesitan. Viven en una comunidad británica dónde sólo se habla su idioma, compran periódicos escritos en su lengua materna, ven la televisión por satélite de su país y hasta beben cerveza irlandesa. ¿Para qué van a aprender español? Pero nada les pasará. Porque la nueva fórmula de integración que promulga Rajoy no les afecta a ellos. A los británicos porque pertenecen a la Unión Europea. Al estadounidense porque procede del país más poderoso del mundo. El mismo caso sería extrapolable a alemanes en Mallorca o a multimillonarios rusos en la misma Marbella.

Chema Moya (EFE)

El cineasta Ken Loach, durante la presentación hoy.

Pero Abdel es marroquí, chapurrea español y malvive en trabajos de poca monta. No vive en ninguna costa. Sino que más bien se recorre los campos de nuestro país en busca de algún trabajo de jornalero. Casi todos son temporales, muchas veces sin contrato y mal pagados. Si Rajoy gana las elecciones y llega a la Moncloa por fin firmará un contrato: un 'contrato de integración'. Se comprometerá a aprender castellano, a asumir las costumbres españolas y marcharse a su país en caso de no conseguir un empleo estable en un determinado periodo de tiempo.

Son dos casos ficticios pero podrían ser perfectamente reales.

Ken Loach está en Madrid y es británico y, como británico, si quisiera, no tendría que aprender español. Ha calificado de «injusto e hipócrita» el 'contrato de integración' del líder del PP. Y no solamente lo ha hecho con palabras, lo hará con imágenes a partir del próximo 22 de febrero, fecha en que se estrena la película que ha venido a presentar: 'En un mundo libre...'. Que Loach, de alguna manera, diga «no» a Rajoy no significa que haga el gesto de garfio sobre la ceja y quiera salir en el vídeo de promoción de Zapatero. Quiere decir que trata de defender los derechos de los inmigrantes que, desde su punto de vista, son los más desfavorecidos de esta historia. Por un lado, asegura que «la derecha da la bienvenida a los inmigrantes porque son baratos y necesarios» y, paralelamente, «los quiere expulsar porque son extranjeros», pero, por otro, afirma que «no hay alternativa política que se ocupe de oír la voz de la gente vulnerable».

«En Inglaterra también se habla de este contrato», comenta, «pero no aprendimos lenguas africanas ni indias al crear nuestro imperio y me pregunto si a los ingleses que vienen a comprar su segunda casa a España se les pide hablar castellano». Loach fue 'perseguido' en los 80 por su conocida oposición a la política liberal de Margaret Thatcher.

Precisamente la mala posición en la que se encuentran los inmigrantes de perfil bajo se recoge en su nuevo film. Es la historia de Angie, encarnada por la actriz Kierston Wareing, una madre soltera de clase media que, tras ser despedida en su enésimo trabajo, decide crear junto con su compañera de piso una agencia de contratación temporal para inmigrantes. «Queríamos que el espectador hiciese el viaje con ella para que comprenda la lógica de esta cultura podrida». La película no está contada desde el punto de vista del explotado, sino del explotador. Angie comienza siendo una víctima y acaba por colaborar con un mundo vicioso en el que se ve inmersa, cobrando a los inmigrantes por un alojamiento insano, restándoles los impuestos para un seguro médico que nunca existió y hasta explotando a gente sin papeles.

Según el director inglés, «existe un vacío político» en defensa del capitalismo y los gobiernos occidentales «no se preocupan de estos explotadores».

La película ganó el premio al Mejor Guión en el festival de Venecia. Loach y su guionista habitual, Paul Laverty, se sienten vinculados a España y a la actualidad política y social de nuestro país. El director rodó en 1994 'Tierra y Libertad', sobre la Guerra Civil española, y el escritor está afincado en Madrid junto a su actual pareja, la también directora de cine Icíar Bollaín. El compromiso social de los dos artistas Loach y Laverty ha sido claro a lo largo de su carrera. Abordaron el tema de la inmigración en películas como 'Pan y rosas' y 'Sólo un beso'. Y el del mundo obrero en 'La Cuadrilla'.