A mis padres, sin los que esta película no habría sido posible

De los morreos de Corbacho a la polivisión. Un repaso exprés a una gala más de los Goya, la 22ª, que evidencia lo pesadas que resultan las entregas de premios excepto para los implicados.

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(EFE)

Alberto San Juan y Maribel Verdú comparten borrachera de éxito.

Bravos:

• La chulería patria siempre dispuesta a decir la última palabra. Que los Oscar no eligen 'El orfanato' para disputar la estatuilla, pues aquí se la forra a galardones aunque los principales se entreguen a 'La soledad'.
• Quiero dedicar este premio a mis padres, a mis hijos, a mi mujer, a mis tías, a mis compañeros de rodaje, al director y hasta a la Conferencia Episcopal... sin los que no habría sido posible realizar esta película. Los divos se comportan igual que tú cuando ganas un trofeo de mus.
• Rojo coincidente. Repetir modelito no es un delito. El rojo de Belén Rueda firmado por Carolina Herrera, el rojo de Natalia Verbeke y el rojo de Ángeles González Sinde. Viva la uniformidad.
• La polivisión, auténtica sorpresa de la noche. Gracias a 'La soledad' se confirma que se puede estar a más de dos cosas a la vez y seguir el hilo.
• El discurso de Angeles Gonzalez Sinde. Al menos, alguien tenía algo interesante que decir y sí, al contrario que la mayoría de los personajes que cogen el micrófono, se lo había preparado.
• La actuación de Maribel Verdú al recoger el premio. Una demostración en vivo y en directo de lo que significa interpretar. Parecía que lloraba pero ni una lágrima le corrió el rimel. Genial, la verdad, y eso que no tenía ensayado el papel.
• El tropezón de Bayona al subir al escenario a recoger el premio al mejor director novel y su pajarita torcida y su smoking dos tallas más grande. Las apariencias siempre engañan.

Abucheos:

• Hay que ser cutre para entregar los premios a los tres cortometrajes de una sola tacada. Primero se les excluyó de la gala y tras dar marcha atrás, se hace un paquete con todos como si carecieran de entidad suficiente para jugar en solitario.
• Los morreos de Corbacho con Elsa Pataky, Hugo Silva y Alejo Sauras. Forzados, sin nada de química y ni gota de humor.
• El Euribor, los pisos de 30 metros y los 400 euros que ha prometido Zapatero si gana las elecciones. Esas fueron las alusiones para que parezca que me meto con el partido que gobierna pero sin hacer sangre. La mordacidad de Corbacho suele dar para más. Políticamente correcto.
• El rollo 'no me he preparado este discurso'. Ahorrároslo. La gente de la farándula sueña con premios -entre otras cosas como un papel de vez en cuando, una subvención...- y por la noche en lugar de contar ovejitas para conciliar el sueño, ensaya una y otra vez su alocución para el día en que le den un Goya.
• Santiago Segura. Perdió los kilos y se esfumó su capacidad para provocar sonrisas.
• Elsa Pataky y su sosería directamente proporcional a su belleza. Nos queda el consuelo de que no se puede tener todo.
• Presentar a José Coronado como el galán por excelencia. Excitar, lo que se dice excitar, no excita demasiado.