Ha vuelto a pasar. Volpini y el Dr. Etxea están de acuerdo otra vez. Esta película rumana, sórdida y austera, dirigida por Christian Mungiu y ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes ha tocado a nuestro críticos.
Hay un momento en la vida de todo hombre en el que desearía no haber entrado al cine. ¿Porque la película no es buena? Casi siempre. Aquí no. '4 meses, 3 semanas, 2 días' es una película estupenda. ¿Pero entonces? Recuperemos una anécdota de la escritora Edith Wharton con su amigo y modelo Henry James. Edith había terminado una novela y tenía mucho interés por conocer la opinión del maestro. Éste, reacio siempre a mentir cuando hablaba de literatura, se hizo de rogar. Wharton insistió. "Bien", acabó por mascullar Henry James: "coincido en que el tema no se podía tratar de otra manera". Hizo una pausa y concluyó: "Lo que no entiendo es por qué había que tratarlo en absoluto".
No es que el aborto en la Rumania de Ceaucescu (la vida en un momento de estos dos personajes) resulte un tema carente de interés y aquí se trata como debe tratarse. Éste que hago es un lamento estúpido, hedonista: la nostalgia por un cine que te haga vibrar en la butaca y, al tiempo, disfrutar, divertirte. Lubitsch, Ford, Chabrol, Hitchcock, por citar sólo cuatro bien distintos. Ampliar el menú. No quedarse en dos platos. O dolorosa cotidianeidad (con frecuencia nada más que tediosa), o pura tontería. Aunque lo que lamento de verdad es no poder disentir tampoco esta semana del doctor Etxea.
Maravillosa Anamaria Marinca. Indescriptiblemente acertado Vlad Ivanov. Hoy odio a todo el mundo.
Cristian Mungiu, director, guionista y productor da en esta película una lección de cine y realidad, que golpea nuestras conciencias. Ambientada en la Rumanía de Ceaucescu, narra la historia de Otilia y de su amiga Gabita. Excelentes intérpretes las dos en su recorrido para enmendar, por senderos prohibidos, el desliz de la más frágil. Lección de cine construida a base de planos secuencia y de 'travelling' . De esta manera, la cámara sigue y acompaña los pasos del personaje que interpreta una genial Anamaría Marinca. Es la fuerte del relato, tan generosa que arriesga su integridad para salvar del apuro a su amiga. '4 meses, tres semanas y 2 días' nos habla de uno de esos dramas que pertenecen al terreno de lo secreto, de esos pasajes de nuestras vidas que preferimos ocultar. Por su parte la sociedad, que lanza el anatema y pone la trampa, se encarga de poner zancadillas para evitar la resolución del problema. Ahí están esos recepcionistas de hoteles, esos vecinos, esos guardias, esos sanitarios. Buitres al acecho de transgresiones. Y encima pretenden cobrarse la pieza.
No es extraño que esta producción rumana se haya llevado la Palma de Oro y tenga el premio de mejor película europea. Son 105 minutos de cine austero que introducen al espectador en el mundo sórdido de un mundo en declive. Todo lo que cuenta lo hace sin calificativos. Vemos y padecemos lo esencial del relato sin ninguna floritura. Magistral la secuencia de la cena de cumpleaños en casa del novio de Otilia. Ella está como ausente, pero vemos su cara . El resto de la escena viene a ser un off acústico y visual en el que la familia, ajena al drama, charla, come y frivoliza.
Sin un ápice de humor, tan sólo dolor convertido en verdad ética y, por lo tanto, estética.
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