Jubilación homosexual

El viernes 18 de enero se inauguró la primera residencia de ancianos homosexuales de Europa. Ha nacido en Berlin, gracias al esfuerzo conjunto de la agrupación Village y la sociedad Heimverwaltung Pankow.

MARCEL STEGER (VILLAGE)

Nora y Gabi, miembros honoríficos de Village, posan dentro de la nueva residencia.

La casa Asta Nielsen es una residencia de ancianos. De hecho, es la residencia de ancianos: la única en Europa para homosexuales. Según estadísticas de Village, la asociación responsable del proyecto, en el 2007 el 5% de las plazas de asilos de Berlín estaban ocupadas por homosexuales. Y entonces, ¿para qué necesitan un asilo 'especial'? "Para que todos puedan concentrarse en su salud, libres de malentendidos y discriminación", explican desde la organización. Según ellos, muchos mayores de 70 años sufren discriminación y acoso.

La idea nació hace tres años, cuando Village comenzó a buscar un socio para construir la residencia. El 'caballo blanco' apareció en noviembre: Heimverwaltung Pankow, una derivante de Heimverwaltung Bremen, empresa de residencias especializadas (entre otras, tiene una para enfermos de demencia y otra para personas con un contexto social complejo, como gente sin hogar).

La residencia, según un comunicado de Village, tiene 28 plazas, en habitaciones individuales y dobles. Cada cuarto cuenta con baño propio y cama de hospital. Los muebles, los pone cada inquilino. Es la forma de tener un "hogar personalizado". Comedor común y cocina, "para que cada uno se haga sus platos preferidos". Todo pensado. Ni siquiera la ubicación ha sido aleatoria. En Pankow, al lado del barrio gay de Prenzlauer Berg. Incluso el hecho de que sea en Berlín es significativo. En 2001 se convirtió en la segunda capital europea en elegir a un alcalde gay (la pionera fue París).

Por otro lado, la residencia no es especialmente barata. En torno a 2.000 euros al mes. Eso sí, según destacan desde el centro, los empleados están especialmente formados en tratamiento de enfermos de sida. Una indicación casi mezquina desde el punto de vista de la psicóloga de COLEGAS (Confederación de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales). No le parece bien que se vincule al colectivo homosexual con el VIH.

De hecho, la idea en general no ha caído bien en COLEGAS. David Cedeño, presidente de COLEGA Málaga, nunca iría. Y a su abuelo, ¿le ingresaría si fuera gay? "En absoluto. No le llevaría a un 'parque temático' de este tipo". David reconoce que las circunstancias de cada uno son muy diferentes, y que el momento que les tocó vivir a nuestros ancianos no tiene nada que ver con el actual. Entonces era mucho más complicado expresar la orientación sexual libremente. Aun así, la solución no pasa por aislarlos. "Aunque la idea de la residencia sea bienintencionada, no va a solucionar el problema", señala David. Según él, en los asilos se da la misma exclusión que en los institutos, colegios, oficinas... "La solución no está en hacer institutos separados. Tendríamos todo un mundo de gays y lesbianas aparte".

La psicóloga de COLEGA lo ve como una especie de gueto. No es exactamente así, pues los heterosexuales también pueden entrar. De hecho, Kerstin Wecker, directora de la casa Asta Nielsen, especifica que en total hay 78 plazas, y 28 de esas están reservadas para el proyecto de Village. En cualquier caso, la psicóloga cree que es una forma de separar a la gente por su orientación sexual. Lo suyo, opina, es que en los centros 'normales' se aceptara sin problema a los homosexuales, sin necesidad de crear asilos específicos. David apunta en el mismo sentido al indicar que "lo fácil es crear dos mundos separados". Según él, "sólo cuando convivamos seremos capaces de transformar la sociedad".