Sociedadcableada, por Juan Varela
Un blog sobre los nuevos ciudadanos y medios digitales
MADRID.- "Mariano está trabajando", dice el perfil de Rajoy en Facebook. Debajo, la discusión está que arde. Los más de 4.150 amigos de Rajoy en esta red social se han enzarzado en pelea donde gana la defensa de Alberto Ruiz Gallardón, el compungido alcalde de Madrid que no estará en las listas electorales del PP.
Y la mayoría de los miembros de esta red social critican la decisión del líder del PP y acusan a Esperanza Aguirre de ser la gran instigadora del embrollo.
En los foros de la página electoral de Rajoy en internet la discusión también manda. Y la decepción cunde entre muchos simpatizantes populares.
¿Cómo que sin?, ¿No era con?
Ya se ha sabido por fin:
Rajoy ha dicho que sin,
y Alberto Ruiz-Gallardón
-que es el eterno delfín-
se va a quedar sin sillón.
Copian esta letrilla en los foros de Voluntarios Populares, donde la disputa entre gallardonistas y defensores de la decisión de Rajoy arrecia.
No sin Gallardón es un nuevo grupo en Facebook donde los partidarios del alcalde animan el debate. Y no es el único. Amigos de Gallardón ya está también en marcha. El alcalde no se puede quejar de su tirón internetero.
El fracaso de Gallardón ha roto la placidez de las redes sociales populares en internet. Si hasta ahora todo eran loas al candidato, la Red vuelve a demostrar su poder de debate político.
Diego Antoñanzas, promotor del grupo No sin Gallardón, lo explica: "Hasta estos sucesos, esta página era estupenda, todo el mundo daba mensajes de ánimo con vistas a las elecciones y el número de amigos crecía exponencialmente. Ahora gran parte de los que participan en los debates han empezado a hacer comentarios a saco sobre que Rajoy se ha equivocado, que ya está bien del poder de Aznar y de la Iglesia y reivindicando que existe un PP centrista".
La reacción de los simpatizantes del candidato popular amenaza donde más le puede doler al PP: entre los jóvenes, los más activos, los mejor preparados, perfil típico de los usuarios de redes sociales como Facebook. Gallardón se hace fuerte entre la derecha del futuro.
Seguramente ningún votante de Rajoy dude de su candidato cuando es criticado por sus contrincantes políticos. Pero, ¿qué pasa cuando lo hacen los suyos propios?
Es el poder de las redes políticas en internet. La conversación tú a tú, a menudo entre gente afín, devuelve la reflexión, la autocrítica, un espacio de debate desde dentro que a menudo es más peligroso que los ataques desde fuera.
En la Guía del Voluntario Ciberprogresista del PSOE, un tratado de propaganda viral en internet, se alerta: "No incluir a personas reconocidas como contrarias" en listas de correo, "podrían entenderlo como una agresión a sus ideas". O "personalmente no entres nunca en polémicas, más allá de la defensa desde el diálogo de nuestras propuestas".
Los socialistas han comenzado a aprender las reglas del debate político abierto en internet.
Ellos sufrieron el revolcón del canon digital hace poco, cuando la Red se pobló de mensajes contra su aprobación en el Congreso y los votos de los internautas en la página de Zapatero convirtieron el No al canon digital en la propuesta estrella de las ideas ciudadanas reclamas por el equipo del presidente.
Rajoy estrenó página electoral en diciembre pasado con un contador de los días que le quedaban al canon. Una web electoral sin mucho espacio para la voz de los ciberciudadanos.
Facebook estaba de moda y se decidió apostar por el perfil más personal del candidato. Hasta ahora todo había ido bien. "Mariano está trabajando". Todos los días esa frase marca la página de Rajoy hasta bien entrada la noche. ¿Escuchará el candidato el rumor en la Red? O seguirá trabajando, sordo y mudo, sin explicar su decisión a sus entusiastas.
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Juan Varela es periodista y bloguero.
La vida real y virtual en el ciberespacio y la actividad de los nuevos ciudadanos digitales. Una exploración de la vida cuando todos podemos ser medios. Los desafíos de la democracia y la ciudadanía digital. La cibercultura y las ideas que animan la vida digital y las identidades de dominio público en la era del ciborg sentimental.
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En las redes sociales y en las urnas. Ese es el problema demasiado Gallardón para tan poco Mariano.
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