Un matrimonio de perfumistas de Nueva York, a prisión por tener esclavas

NUEVA YORK (EEUU).-  Las grandes perfumerías de Manhattan huelen a rosas. El perfume "Juliette has a gun", de Romano Ricci, el bisnieto de Nina Ricci, se puede comprar en los almacenes Henry Bendel y compite con Drole de Rose, de Artisan Parfumeur. Lamentablemente algunas historias de perfumistas tienen un desagradable aroma.

(AP)

Varsha Mahender Sabhnani

Mahender Murlidhar Sabhnani y Varsha Mahender Sabhnani, un matrimonio de perfumistas que viven en Long Island, han sido sentenciados a penas de 40 años de prisión por varios delitos de esclavitud. El caso se remonta a mayo de 2007.

Nacidos en la India, los Sabhnanis eran, aparentemente, como el resto de sus vecinos: tenían tres hijas y un hijo, una mansión en Long Island, con dos leones de bronce presidiendo la entrada y una piscina con pretensiones de lago, un apartamento de lujo en Manhattan, un Cadillac, una multinacional, fábricas en Asia y una cuenta corriente con muchas cifras en un banco de Nueva York. Una posesión los diferenciaba del resto de habitantes de East Muttontown: dos esclavas que se habían traído de Indonesia cinco años atrás y que escondían en el sótano de su mansión.

Los Sabhnanis contrataron a Samirah y Nona por un salario de 160 euros mensuales y las trajeron a Estados Unidos con un visado de trabajo legal. Tan pronto como las dos mujeres llegaron a Long Island, les confiscaron los pasaportes y rebajaron su salario a la mitad. Samirah y Nona trabajaban 21 horas diarias y dormían en el suelo de la cocina las tres horas restantes. Si el matrimonio tenía visitas, las escondían en el sótano, de donde no podían salir hasta que los invitados se habían ido.

Diariamente castigaban a las mujeres por sus "fechorías", como comer las sobras que encontraban en la basura (prácticamente no les daban de comer). Los castigos corporales –como cortes en las orejas y golpes- eran una constante. Una noche de mayo, cuando Samirah reunió el valor suficiente para huir de la casa, corrió desnuda por la calle, cubriendo algunas partes de su cuerpo con una toalla, y consiguió llegar hasta un establecimiento de la cadena Dunkin' Donuts. Un trabajador del establecimiento se apiadó de la mujer y llamó a la policía. Los agentes registraron la mansión y encontraron a Nona escondida dentro de un armario, como un objeto más.

En el juicio, a finales del pasado año, los abogados de la defensa alegaron que las víctimas se autolesionaban y las cicatrices que tienen repartidas por todo el cuerpo son parte de la cultura tradicional de Indonesia. También aseguraron que las dos mujeres habían denunciado a sus patrones para conseguir el estatus de víctimas de torturas y la carta verde americana. Por suerte, el jurado tenía los cheques de ochenta euros que el matrimonio enviaba a las familias de las dos mujeres, unas visas de trabajo que caducaron hace muchos años, y fotografías de lesiones y palizas.

El matrimonio Sabhnani, que también tiene un contencioso con L'Oreal y Armani por la patente del nombre del perfume Attitude, se parece a otro perfumista cruel: Jean-Baptiste Grenouille, el protagonista de la novela 'El perfume', si bien este asesino es producto de la imaginación de un novelista, Patrick Suskind y, además, no vivía en el Nueva York del siglo XXI sino en un París inventado del siglo XVIII.

Tina, una de las tres hijas de los perfumistas, se desmayó al escuchar la decisión del jurado. "¿Cómo nos puede pasar esto en un tribunal de los Estados Unidos?", se preguntaba la chica. Los grandes almacenes de Manhattan huelen a rosas. Para los Sabhnanis, el año que empieza huele a crueldad y, ahora, a justicia y cárcel.