Lo que Dios ha unido

En estos tiempos de vacío espiritual y desapego familiar, las palabras de monseñor Rouco Varela suenan como un soplo de aire fresco: "si se destruye la familia formada por un hombre y una mujer en matrimonio eclesiástico… cae la suerte del hombre mismo". Rouco pertenece a esa élite religiosa que no habla desde la experiencia, lástima, sino desde el retiro de sus sacristías y despachos, donde se consumen en soledad, quién sabe si ojeando revistas de monaguillos en pelotas. Sin duda por eso su divinización del matrimonio como unión indisoluble, como perfecto estado del ser humano, resulta francamente entrañable.

(Telecinco)

Belén Esteban, la futura novia.

La televisión, fiel reflejo de nuestra sociedad, corrobora la importancia de las palabras del cardenal con nombre de actor porno (Rouco), ofreciéndonos una gran noticia: se casa la Esteban. Como se lo cuento. Y se casa por derecho, semi limpia de polvo y paja, no como otras. Ya saben a quiénes me refiero: Carmen Martínez Bordiu (ex de Alfonso de Borbón), Carmina Ordóñez (ex de Francisco Rivera), Tita Cervera (ex de Espartaco Santoni), Rocío Jurado (ex de Pedro Carrasco), Isabel Preysler (ex con doblete, de Julio Iglesias y Carlos Falcó)… Primeras espadas de nuestra vida social, ejemplo de firmeza religiosa en una España católica amiga de las segundas oportunidades. Siempre que dejen algunas monedas en el cestillo.

Y eso sin contar con aquellas otras que, tras probar las mieles del pecado civil, tratan de abrazar en segundas nupcias la piel de Dios, como le sucedió a nuestra Letizia. Recuerden lo que dijeron los obispos españoles cuando el matrimonio civil fue legalizado por el Estado: «el matrimonio civil no será jamás otra cosa que un inmoral concubinato o un escandaloso incesto». Me temo que muchos obispos siguen pensando hoy exactamente lo mismo que entonces.

La Esteban se casa no desde la blancura virginal (Andreíta es una prueba irrefutable de que ha conocido varón), pero sí con la cabeza bien alta: jamás contrajo matrimonio con Jesulín. En estas condiciones sólo enlaces de mucho postín, y de nivel internacional, como el de Sarkozy y Bruni, podrían llegar a hacer sombra a la boda de la Esteban, uno de los acontecimientos sociales del 2008 en nuestro país. Será porque Belén, uno de los iconos de la cultura televisiva española, está a un nivel profesional muy por encima de Carla Bruni, una vulgar susurradora. Recuerden que nuestra Belén no sólo canta, sino que también baila, comenta y hasta sale en pelotas en Interviú. Que nadie piense que Belén es un pelele en manos de Telecinco, y que Ana Rosa y sus secuaces la tienen en plató como el perfecto esperpento, el botarate utilizado para resaltar su clase y su inteligencia.

Me gustaría solicitar desde este blog, con modestia pero con firmeza, que la boda de la Esteban reciba un tratamiento televisivo similar o superior al que recibió la de Felipe y Letizia. Y que nombren a la madre de la Andreita princesa del pueblo, o reina republicana. O que por lo menos, de regalo de bodas le lleven de artista invitada a 'La Noria'.

Tres reflexiones finales.

1. Resulta extraño escuchar a Aznar decir la verdad: Zapatero mintió. Y duele. Duele tanto por lo que supone, tener un presidente embustero, como por quién lo dice: un ex presidente que aseguró que el 11-M era obra de ETA y que debíamos bombardear Irak porque ocultaba armas de destrucción masiva.
2. En «Espejo público» (Antena 3, 08.00) hablaron de cine porno. Detalles morbosos de los rodajes, de los actores y actrices, todo muy light, ya se imaginan ustedes… De pronto la modosita Susana Griso, en un arrebato de tórrida curiosidad, preguntó a una actriz que compartía plató con ese joven prematuramente envejecido llamado Juan Manuel de Prada: "¿En la vida normal te gusta el mismo tipo de polvos que en las películas?". En ese mismo instante, en un subtítulo, se podía leer: "un enfermo mata a otro con un hacha en un hospital de Lleida". ¡Qué mezcla de sensaciones, qué cruce de pasiones, qué instante de brutal intensidad emocional!
3. Llevo una semana lastrado con 30 pilas de diferentes tamaños en los bolsillos. No tienen contenedores ni en Carrefour, ni en el Corte Inglés… Las grandes superficies venden pilas, pero no ayudan a reciclarlas.