Prohibido acercarse a menos de 60 metros de ballenas y delfines

MADRID.-  Hay que celebrar la decisión del Gobierno de prohibir acercarse en aguas españolas a menos de 60 metros de un cetáceo, sea a nado, en barco o en submarino. Tanto el aumento del número de embarcaciones turísticas de prácticas poco adecuadas, como de maniobras militares que han causado la muerte de mamíferos marinos, han hecho inevitable este decreto, que nos aleja de la increíble experiencia de nadar al lado de una ballena.

EFE

El nadador David Meca, acompañado por cetáceos durante su travesía entre La Gomera y Tenerife, en las Islas Canarias.

El Consejo de Ministros aprobó el 21 de diciembre pasado, a propuesta de las ministras de Medio Ambiente y Fomento, un Real Decreto por el que se establecen medidas para proteger a los cetáceos del impacto negativo de las actividades humanas.

Se prohíbe el uso del sónar cerca de los cetáceos y quien se aproxime a ellos tendrá que hacerlo en ángulo de 30º. A menos de 300 metros deberá reducirse la velocidad de aproximación a la del animal, y parar a los 60 metros. Tampoco se podrá navegar en círculo a su alrededor. Los buceadores tendrán prohibido interactuar con los cetáceos.

Son normas que llevan en vigor años en países como Sudáfrica, a donde acuden las ballenas de septiembre a diciembre para reproducirse, y miles de turistas para verlas. Más de una vez este cronista vio salirse del agua a jóvenes surfistas de la localidad de Kommetjie porque las ballenas se les acercaban tanto que si querían cumplir la norma no tenían más remedio que alejarse ellos. Este sitio paradisíaco, cuya temporada para ver ballenas que se acercan a la gente y a la línea de costa se acaba estos días, está a 10 horas de vuelo desde España.

En España este 'problema' no existe por desgracia, ya que los avistamientos de cetáceos se producen en alta mar. Hay numerosas empresas dedicadas a llevar turistas en barcos para que las observen, muchas denunciadas desde hace años por acercarse en exceso a los animales.

En la Península también es posible embarcarse para ver mamíferos marinos.

E incluso es posible alistarse como voluntario en la tripulación del barco de la asociación conservacionista murciana ANSE para el seguimiento de la fauna marina.

El mismo día que el Consejo de Ministros español reguló la actividad de observación de los cetáceos y dictaminó que a las ballenas, de cerca, ni mirarlas, el Gobierno japonés dio su pasito particular hacia la protección de los cetáceos y comunicó que no renuncia a matar los 850 ejemplares de rorcual aliblanco y el medio centenar de rorcuales comunes que ha autorizado a su flota que se cacen en aguas internacionales, pero sí que retira su permiso para la caza de las 50 yubartas que tenían previsto eliminar, de 5.000 que se calcula quedan en el mundo. Japón es criticado por no renunciar a consumir carne de ballena y desde la moratoria mundial de 1982 sigue cazándolas, alegando fines científicos.