Enfriamiento global

La llegada del invernal frío suele causar estragos en la vida sexual de muchas personas. Ocurre cada año, pero aún así tiende a pillar a mucha gente desprevenida. Si realizáramos un estudio con respecto a la relación que puede existir entre el clima y el deseo sexual, probablemente encontraríamos datos muy interesantes.

M. A. MARTÍN

Durante el verano, la gente en general disfruta de un mayor contacto con su cuerpo. En época de calor, casi todos sentimos ganas de quitarnos toda la ropa que podemos y, gozosos, aceptamos las sensaciones que experimentamos en distintas partes del cuerpo. Tanto el estímulo visual de ver a muchas otras personas ligeramente ataviadas, como las sensaciones físicas al experimentar mayor número de percepciones a flor de piel, contribuyen a que el deseo sexual se intensifique.

Por el contrario, en invierno pareciera que nuestras sensaciones se adormecen. Esto puede deberse a las múltiples capas de ropa y abrigo que van aumentando conforme el frío se recrudece. También es cierto que estamos en un menor contacto con nuestro cuerpo debido a todas esas capas de abrigo. No es de extrañar entonces que muchas personas terminen olvidándose de tocar su propia piel y más aún la de otros. Si a todo ello sumamos el hecho de que un porcentaje alto de la población está resfriada, la vida sexual de mucha gente termina en preocupantes mínimos.

Es así que, para empezar, resulta imprescindible realizar un esfuerzo consciente si deseamos que nuestra sexualidad no hiberne y resurja hasta la próxima primavera.

¿Cómo crees que podemos contrarrestar el efecto del frío en nuestra libido? ¿Has notado una disminución en tu deseo sexual en esta época del año?